“(upa!”) una pandemia argentina”, de Tamae Garateguy, Santiago Giralt y Camila Toker

Debo confesar que tenía mis reparos antes de ver “(upa!”) una pandemia argentina”, la película de Tamae Garateguy, Santiago Giralt y Camila Toker, que tuvo su premiere mundial en la competencia argentina del BAFICI. Y hasta me resistía un poco a verla. Claro que aun así, la vi.  

Porque (upa!) Una película argentina (2007) fue realmente original, inteligente y vital. Hecha con un micro-presupuesto y con un equipo técnico mínimo, la película narra las dificultades y penurias de hacer cine independiente en Argentina en un tono de comedia muy sagaz. Totalmente inesperada, con momentos memorables, y muy pero muy cómica.

Pero, en el 2015,  vino (upa!) 2 El regreso, que también aborda la crónica de un rodaje en un tono satírico que intenta emular al de la original, pero sin lograrlo. Digamos más bien que esta segunda parte es anecdótica y redundante. Y hasta se siente un poco forzada, sin la fluidez orgánica que tenía su antecesora.

Y ahora resulta que “(upa!”) una pandemia argentina”, la tercera entrega de la saga, es todo un hallazgo. Es que es un retorno a la esencia y el espíritu de la original de una manera aún más delirante y con una mirada satírica más acusada. Incluso habiendo sido hecha en aislamiento en plena pandemia y en dos partes, la puesta en escena, las interpretaciones y los diálogos muestran que sus directores tienen ahora un ojo y un oído más sofisticados. Y es tan o más cómica que «(upa!) Una película argentina».

Esta vez el ya famoso trío, Ailén, Fernando y Nina, están entusiasmadísimos con un  viaje a Los Ángeles para vender su nuevo proyecto y filmar con un gran presupuesto y grandes estrellas. El proyecto ya de por sí es una locura – es mejor que el espectador sepa poco y nada de antemano – pero dentro de la lógica de esa locura, no deja de tener cierto sentido. Hasta me dieron ganas de que se filmara una película así en Argentina. Creo que me divertiría mucho. Y seguramente me conmovería.

Pero la aparición del COVID-19 pone sus planes en pausa y tarde o temprano, los tres entran en crisis pseudo existenciales debido al encierro. Es entonces cuando se dan cuenta de que tienen que reinventarse en el aislamiento. Y si bien intentan continuar tirando cabos para su proyecto norteamericano, ahora casi toda la atención se concentra en un nuevo proyecto propuesto por un importante productor: hacer una película de terror en plena pandemia. Apostar al género, casi a ciegas, cosa poco común en el cine argentino.

El retrato de las neurosis, las inseguridades, las adicciones y los narcisismos de quienes hacen cine – productores, directores, actores – no podría ser más desopilante y verosímil. Es obvio que no representa a un todo, pero sí a una buena parte de los protagonistas del show business de la real realidad – valga la redundancia. Ácida, acelerada, anárquica, así es  “(upa!”) una pandemia argentina”.

Sobre todo, es tan excesiva y desmesurada que ya pasa a ser camp – otra veta casi inexplorada en el cine local. Sus diálogos tan afinados, increíbles pero creíbles, tan bien escritos y aún mejor dichos, son impecables. Pero sin el profesionalismo de  Tamae Garateguy, Santiago Giralt y Camila Toker, y su innegable química, los mismos diálogos seguramente no habrían sido tan eficaces.

Con todas sus virtudes, “(upa!”) una pandemia argentina” no es una película perfecta. A veces sus escenas se extienden demasiado, otras veces algunos chistes son predecibles y de vez en cuando se torna un poquito repetitiva. Pero pensemos que, desde el vamos, nada parece indicar que sus realizadores quisieron hacer una película perfecta. Probablemente saben que en esa imperfección reside gran parte de su atractivo. Y se puede ver que se divirtieron mucho haciéndola y ese humor atraviesa la pantalla.

Y, por otra parte, queda claro que mis reparos estaban infundados. Una vez más, la realidad te sorprende para bien. En el terreno del cine, por supuesto.