TALLER: SLASHERS Y THRILLERS
UNA MIRADA CERCANA AL CINE DE TERROR Y SUSPENSO
Intrusos, de Adam Schindler
Filmada casi íntegramente dentro de la casa, Intruders se vive como si estuviera narrada en tiempo real, aunque no lo está. Haber construido con tanta exactitud el orden y la duración de cada incidente no puede sino darnos una fuerte sensación de un aquí y ahora tenso y perturbador.
The Canal, de Ivan Kavanagh
Esta película modesta pero muy estilizada dirigida por el irlandés Ivan Kavanagh (The Tin Man) construye algunos climas muy perturbadores y está dirigida con una precisión notable. En términos formales, todas y cada una de las escenas muestran a un director creativo y riguroso, aun con sus influencias.
The beauty of David Lynch
Que todas las películas de David Lynch tienen una estética impecable no es novedad. El pulido y lustroso blanco y negro de El hombre elefante es inolvidable; el más rugoso y áspero de Eraserhead es pura textura. En la sección TRAILERS podés ver algunos de los planos más bellos de su filmografía.
Sissy, de Hannah Barlow y Kane Senes
Cada época tiene sus propios miedos. En Sissy primero está el bullying. Después siguen el ostracismo social, la angustia de la soledad y la pérdida de la autoestima.
Border, de Ali Abbasi
El estreno de Holy Spider es una buena excusa para revisitar su película previa, Border, una historia muy diferente que sorprende por su audacia y su originalidad.
Holy Spider, de Ali Abassi
Urgente y sin concesiones, Holy Spider tiene una proyección universal. Como retrato socio-político, es tan descarnado como contundente. No podría ser de otra manera. Agassi confronta al espectador con un escenario que, a veces, se hace difícil de ver.
Smile, de Parker Finn
Sonrisas tan siniestras como las de Smile hay pocas. Parecen sonrisas de personas comunes y corrientes, pero no son humanas. Porque cualquier persona -un amigo, una pareja, un conocido o incluso un extraño- puede ser asediada por un ente sin nombre que se alimenta de sus traumas.
Los hambrientos, de Robin Aubert
Sin intentar ser existencial, Los hambrientos sí tiene una mirada profunda, muy introspectiva y de una honestidad brutal. Es que se mire como se lo mire, este mundo ya está muerto en vida.