
“En Polonia hubo una tragedia horrible cuando unas 90 personas murieron a bordo de un avión en 1990. Fue una tragedia probablemente debida a un error humano. En los años posteriores el país se dividió por completo acerca del significado y el sentido de la colisión. La mitad del país decía que era una señal mística que señalaba el fin de un viejo orden y un nuevo comienzo – finalmente ver la verdad, que era que como país estábamos cercados. La otra mitad decía que fue un accidente y que no se pueden sacar conclusiones acerca de un accidente. Hay personas que separan el significado de los hechos”, señaló el director polaco Jan Komasa en una entrevista de Christopher Vourlias para Variety.
Corpus Christi es acerca de Daniel (Bartosz Bielenia), un joven de 20 años que experimenta una epifanía en el Centro de Detención Juvenil en el que vive. Pronto saldrá en libertad y le dice a su mentor, el Padre Tomasz (Lukas Simlat), que anhela fervientemente ser sacerdote. Claro que eso es imposible debido a sus antecedentes penales. Pero Daniel no está dispuesto a darse por vencido.
En vez de dirigirse a su nuevo trabajo, un aserradero de un pequeño pueblo, se dirige a la iglesia local y convence al vicario de que él es, efectivamente, un sacerdote. Días después, el vicario debe ausentarse temporariamente por problemas médicos y Daniel se hace cargo de la parroquia. Así, su presencia es una oportunidad invalorable para que la comunidad comience un proceso de sanación tras una tragedia terrible en la que el choque de un ómnibus con un auto dejó como saldo siete adolescentes muertos y el conductor del auto.

No importa ser creyente, ateo o agnóstico para sentirse movilizado por la premisa de Corpus Christi. Porque la película no es tanto acerca de Dios y la fe, sino más bien acerca del profundo deseo por encontrarle algún sentido al mundo. ¿Cómo se hace para comprender y aceptar la dimensión de una tragedia? ¿Qué respuesta le puede dar Dios a una comunidad religiosa que está sumida tanto en la desesperanza como en la furia? ¿Quién es el culpable de tanto sufrimiento?
Porque, y este es uno de los puntos más inteligentes de Corpus Christi, nadie sabe de verdad cómo ocurrió el accidente. Ningún adulto de la comunidad estuvo ahí y a la policía no le interesó investigar el caso. Sin embargo, los lugareños deciden que sí hay alguien que merece un castigo. Porque siempre hay que tener un lugar para depositar el odio. Y ese lugar siempre es el Otro. Ahora, uno puede preguntarse si esto puede brindar paz interior a aquellos que sufren tanto. Corpus Christi da una respuesta contundente, una respuesta que no es propia de la religión institucionalizada. Y propone, en cambio, que cada uno se haga cargo de sus propios demonios.

Jan Komasa construye un drama lacerante. Sin concesiones. Pero también introduce algunas aristas del thriller e incluso un par de escenas de comedia incómoda. Y ese cruce de géneros hace que la narrativa se enriquezca más allá de lo esperable. Esta no es una película solemne o simplista. No recurre a conejos sacados de una galera ni a redenciones mágicas y espontáneas.
Daniel es un personaje complejo, ambiguo. Quiere hacer algo bueno para la comunidad y por sí mismo, a toda costa. Y eso lo convierte en un idealista. Pero es un idealista con los pies sobre la tierra que pregona que el cielo y el infierno son bien terrenales. El mal está en cada uno de nosotros y también en él mismo. El bien, parece decir Corpus Christi, es una elección, un gran esfuerzo afectivo y espiritual, individual y colectivo, es una cualidad que nos ennoblece. Aunque a veces, muchas veces, parezca estar fuera de nuestro alcance. Sin embargo, nunca deja de ser una posibilidad en el aquí ahora. En el cielo y el infierno que habitan la tierra, no el mundo de los cielos.
Con su rostro angelical y bello, de facciones casi cinceladas, con su mirada profunda de espiritualidad hecha carne, Bartosz Bielenia interpreta a Daniel de una manera conmovedora, rebelde, sabia y desafiante. En momentos claves, es casi una figura crística. Poner en crisis el status quo, proponer otra perspectiva para entender el mundo y a nosotros mismos y aceptar el sinsentido sin cuestionarlo es una tarea ciclópea. Tiene sus riesgos y Daniel lo sabe. Pero es su misión, cueste lo que cueste.

Corpus Christi (Boże Ciało/Polonia, 2019)
Dirigida por Jan Komasa. Escrita por Mateusz Pacewicz. Música: Evgueni Galperine, Sacha Galperine. Fotografía: Piotr Sobocinski Jr. Duración: 116 minutos