Sissy, de Hannah Barlow y Kane Senes

Cada época tiene sus propios miedos. En Sissy primero está el bullying. Después siguen el ostracismo social, la angustia de la soledad y la pérdida de la autoestima. Pareciera que ahora más que nunca no ser mirado es una condena. Claramente no es casualidad que las redes sociales sean un espacio tan concurrido para tratar de ser otro. Así entran en escena los influencers, con sus identidades artificiales, sus likes y sus seguidores. En el mundo virtual lo único que realmente importa es gustar. Eso es lo que vemos en Sissy.

Escrito y dirigido por Hannah Barlow y Kane Senes, Sissy es un entretenido slasher australiano que combina muy bien la sátira con el terror y el humor negro para examinar el trauma derivado del bullying y la necesidad imperiosa de reinventarse en las ficciones de nuestra existencia digital. Es una de esas películas que sabe lo que quiere lograr, y en buena medida lo logra.

En la escuela primaria a Sissy le hacían bullying constantemente y no se lo contaba a nadie. Toleraba todas las agresiones, ni sabía que no tenía por qué hacerlo. Hasta que un día participó en un penoso incidente que la dejó todavía más sola. Pasó el tiempo y buscó compañía en las redes. Eventualmente, tras apropiarse de su experiencia de bullying y resignificarla, Sissy se convirtió en una joven influencer en Instagram con 200000 seguidores y se autobautizó Cecilia. Es una suerte de gurú de la cultura del bienestar emocional y la paz interna. Pero no se trata de una estafa: Sissy/Cecilia  siente que puede hacer mucho bien.

Pero un encuentro casual con una muy querida amiga de la infancia, que la invita a su despedida de soltera en una cabaña en el bosque, va a cambiar su historia por completo y no para bien. Es mejor no saber nada más. Todo lo anterior ocurre en los primeros 15 minutos, acá no hay spoiler.

La primera hora funciona muy bien. Barlow y Senes dirigen a sus actores dentro de un registro que oscila entre lo cómico y lo dramático, sin desentonar y con mucha espontaneidad. En la comedia hay no poca tragedia y eso se percibe desde el vamos.  Aisha Deed interpreta a Cecilia, quizás el único personaje complejo, sin que sus heridas emocionales y su fragilidad sean evidentes. Sentimos empatía porque intuimos que Sissy sigue escondida en Cecilia.   

Hannah Barlow, quien aparte de ser co-directora y productora de este slasher también interpreta a Emma, la amiga de la infancia que Sissy quiso tanto. Es creíble, tiene algunos matices y conmueve. Los otros personajes son un tanto genéricos. Sin embargo, tienen un poco más de identidad que aquellos de un slasher promedio – en buena medida gracias a los actores.

Ágil en su narrativa y en su montaje, Sissy nos devuelve una imagen poco feliz del estado de las cosas. No es necesariamente original – otras películas recientes han explorado la artificialidad y peligros de las redes- pero sí está muy lograda en la fusión del terror con la comedia, y por qué no el drama. Es una amalgama, no fragmentos dispersos y no se toma a sí misma demasiado en serio. El humor negro es certero y funcional al tono entre dramático y cómico. Incluso, de tanto en tanto, es dolorosa. No es fácil ver tanto daño ¿involuntario?

Sin embargo, los últimos treinta minutos no funcionan muy bien, léase el tercer acto cuando irrumpe el slasher. Prácticamente todas las muy acertadas reflexiones sobre el mundo de los influencers, sobre cómo no pueden afrontar el mundo real y sobre lo traumático del bullying son dejadas de lado. Había mucha más tela para cortar con un material tan rico. Lo que venía siendo un sagaz abordaje con cierta profundidad pasa a ser simplemente superficial.

En tanto slasher tiene algunos aciertos. Las muertes son atractivas y dramáticas y el gore es mucho – no aparece porque sí, sino en los momentos justos. Al principio, es intenso e impactante. Después de unos minutos, se torna previsible. Pero tal vez el principal problema de esta última parte es que eventualmente se torna poco creíble al quebrar las reglas de verosimilitud que el propio guión estableció.  Sin duda, es una elección por parte de la directora, pero no creo que virar a un registro de terror casi sobrenatural, con toques de película de acción, sea un acierto. Es un salto abrupto y no se siente orgánico.   

También es cierto que, aun con sus defectos, Sissy promete diversión y algo de desolación y cumple con creces. No estará entre las mejores películas del 2022 -pienso en Cerdita, también sobre el bullying- pero es mejor que muchas otras que se estrenaron años atrás. Es que el año pasado fue un muy buen año para el cine de terror y la vara quedó muy alta.