
Dentro de la sección Arco Iris Herido del Festival CineVersatil, que aborda los contextos hostiles que generan la migración de personas de la comunidad LGBTIQ, se destaca Our Pain, dirigido por el iraní Mahtab Pishghadam. Our Pain narra la historia de un joven transexual quien, junto con su pareja, quiere huir de su país para pedir asilo en el extranjero. De por sí, el panorama es aciago. Pero todo empeora con la oposición del padre.
Este cortometraje de ficción, realista y crítico, logra una envidiable cercanía (nunca invasiva) con sus protagonistas, de ahí nuestra empatía. La problemática es bien conocida: tarde o temprano, muchas personas trans tienen que abandonar su pueblo, su ciudad, su provincia o su país. Constituyen el sector más vulnerable y con menos derechos de la comunidad LGBTIQ, no debe sorprender entonces que busquen nuevas hogares. Emigrar, por más difícil que sea, es la mejor opción posible.
Y Our Pain revela los matices dolorosos y áridos que todo esto significa para un joven trans, apenas un adulto. Con un excelente registro de un diálogo coloquial, una puesta en escena desprovista de ornamentos y, en cambio, que privilegia lo rugoso de lo real, Our Pain es un cortometraje sin concesiones y, como otras obras del festival, sin sensacionalismo. Lo que se ve es lo que es, no hay necesidad ni de romantizar ni de demonizar nada. Y es esa transparencia, acompañada de las interpretaciones de los protagonistas, lo que nos permite adentrarnos en un estado de situación que usualmente vemos como muy lejano. Incluso foráneo.

Por otro lado, Yenny, cortometraje documental dirigido por el argentino Gastón Escudero Bigurrarena, forma parte de la sección Arcoiris Local, que hace foco en las migraciones internas, en la huida a la ciudad, la huida al campo, y en el retorno. Yenny es una mujer trans del interior de la provincia de Buenos Aires. Oriunda de un pueblo pequeño, luego de sufrir los prejuicios y el desprecio de los lugareños, Yenny decide emigrar a la ciudad de Buenos Aires, donde vivió durante la última dictadura cívico-militar. Luego, se estableció en Mar del Plata durante más de 40 años, trabajando en teatros y cabarets diversos.
De factura convencional, quizás demasiado convencional, y valores formales apenas correctos, Yenny se torna valioso por la manera en la que nos presenta a Yenny, la mujer trans. Como en Our Pain, la cercanía a la protagonista es notoria e invita a conocerla. En Yenny hay un valor agregado: el sentido del humor de la mujer al contar su propia historia. De sus palabras se construye la figura de una sobreviviente convencida de la legitimidad del camino que ha recorrido. Sin pedirle disculpas ni permisos a nadie, Jenny nos cuenta su vida, pero no a título de anécdota, sino como un modo preciso y detallado de contarnos quién es ella. Y que han hecho de ella sus experiencias. Es un retrato de carne y hueso de una mujer fuerte, no de una figura que es un mero portavoz de ideas.
Con cierto optimismo, que se agradece, Jenny termina en una nota de afirmación personal y proyecto cumplido. Es satisfacción lo que ahora vemos. Sin haberse ido por la tangente ni haber buscado salidas mágicas, el cortometraje de Escudero Bigurrarena va directo al corazón. Por eso es movilizante.