
“Me interesa indagar entre lo que sucede cuando médicos y enfermeros saben que no hay chances de supervivencia pero deben mantener cuerpos con vida mientras puedan: el sostenimiento y la mantención del paciente son también un negocio muy importante y redituable”, dice Martín Kraut acerca de su punzante ópera prima, estrenada recientemente y disponible online en la plataforma CineAr.
La dosis tiene su génesis en una noticia sobre dos enfermeros que confesaron haber aplicado eutanasia a varios pacientes de un sanatorio de Uruguay. Pero no intenta ser una crónica objetiva de los hechos, sino un punto de partida para elaborar una versión personal.
Marcos (Carlos Portaluppi) trabaja en el turno noche de una clínica privada. Le sobra experiencia, es trabajador y muy profesional. Pero en su lado oscuro anida un secreto: aplica eutanasia a pacientes que van a morir pronto y en el interín están sufriendo más de lo que puede soportar. Cuando se incorpora un nuevo enfermero, Gabriel (Ignacio Rogers) las prácticas de Marcos podrían salir a la luz. Pero no porque Gabriel piense que están reñidas con la moral, aparte de ser ilegales. Porque para él la ley no existe y solamente sus propias pulsiones ponen un límite. Y la eutanasia tampoco le resulta ajena. Aunque en su caso es más indicado hablar de homicidio.

La dosis adopta la forma de un thriller, y de un buen thriller – algo poco común en el cine argentino contemporáneo. El suspenso crece de a poco a la par que se van construyendo los personajes, con matices que los hacen singulares. Quizás el personaje de Gabriel sea un poco formulaico, pero la interpretación de Ignacio Rogers le da todo el volumen que necesita.
Portaluppi es un actor con gran presencia y por eso ni bien aparece y dice dos o tres líneas del diálogo, uno ya empieza a creerle. Y no es fácil interpretar a Marcos porque hay un doble juego: es esencial empatizar con él para entrar en la historia, pero también es verdad que su ambigüedad moral le pide al espectador que cuestione la propia.
De hecho, esa es una de las ideas centrales de La dosis. Poner en crisis nociones que damos por sentadas. Y hacerlo sin moralina ni simplismo. La originalidad reside en ver todo esto desde y a través del cine de género. En un juego de poder y manipulación, del gato que quiere devorarse al ratón y viceversa, la ópera prima de Martín Kraut no da nunca da un paso en falso. Nada es forzado. No hay conejos que salen de la galera. Todo es creíble, más allá de que esté basada en hechos reales.
La dosis es una promisoria ópera prima que revela a un director para tomar en cuenta. Hace falta, todavía, desarrollar un estilo, ya sea de una manera convencional o de ruptura. Aún no se ve la huella del director. Pero eso es una cuestión de tiempo y experiencia, de volver a filmar una y otra vez. Seguramente, Kraut encuentre su estética a lo largo de este camino que ya comenzó con muchos aciertos.
La dosis (Argentina, 2020)
Escrita y dirigida por Marín Kraut. Con Carlos Portaluppi, Ignacio Rogers, Lorena Vega. Fotografía y cámara: Gustavo Biazzi. Montaje: Eliane D. Katz. Sonido: Manuel de Andrés, Victoria Franzan. Música: Juan Tobal. Duración: 93 minutos.