A Promising Young Woman

La temática de A Promising Young Woman no podría ser más contemporánea. Los abusos sexuales a mujeres son, lamentablemente, moneda corriente. A pesar de los movimientos de mujeres en casi todo el mundo, que los ponen en evidencia y dan lugar a juicios y sentencias, la inmensa mayoría de los abusos y femicidios de mujeres de todas de las edades siguen ocurriendo y en silencio.

Pero A Promising Woman (Hermosa Venganza), escrita y dirigida por Emerald Fennell (que se ganó un más que merecido Oscar al Mejor Guión Original) e interpretada de manera impecable y conmovedora por Carey Mulligan, le da una vuelta de tuerca inesperada a una temática que podría haber caído en el convencional film de denuncia. En cambio, propone un thriller tenso y desgarrador con una asesina serial como protagonista. Sí, una mujer que se propone hacer justicia por un espantoso hecho que ocurrió hace muchos años y que fue convenientemente olvidado por quienes estuvieron involucrados, de forma directa o indirecta.

Porque Cassie (Carey Mulligan) era una excelente estudiante universitaria que tenía un brillante futuro por delante hasta que un penoso incidente destruyó la vida de su mejor amiga, por eso Cassie se quedó sin ganas de vivir y así truncó su existencia. Por eso, también, ahora nada en su vida es lo que parece. Es verdad que sigue siendo inteligente y audaz, pero también vive una doble vida. De noche Cassie encuentra la oportunidad de enmendar todo ese pasado que fue sepultado… vengándose de los culpables.

El dolor de Casey, por más asesina que sea, nunca deja de estar presente. De hecho, y aquí hay otra mirada original por parte de la directora, Cassie no quiere matar a todo el mundo. Solo a los que niegan que el hecho sucedió, o los que intentan justificarlo, o los que dicen que no se podía hacer otra cosa porque abusos como esos pasaban todo el tiempo. Lo peor es que es verdad. Porque lo que busca Cassie es que los otros se hagan cargo del recuerdo, traer al presente lo que quedó en el pasado. Y que pidan perdón. Quienes lo hacen genuinamente, se salvan.

Porque si algo horrendo se entierra en lo más profundo, entonces eso no existió nunca. Y es eso lo que Cassie – y tantas otras mujeres – no pueden ni quieren aceptar. Y con justa razón. El final de la película es muy duro. Y no es predecible. La venganza de Cassie llega hasta un punto y después se le escapa de las manos, como si la mujer siempre terminara siendo la víctima sacrificial. Siempre en un callejón sin salida. Aunque también es verdad que de ese callejón puede aparecer un as en la manga. Tarde, pero seguro. Con un costo altísimo, eso sí. Algo es algo. En este caso, ese algo es mucho.