Bacurau, de Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles

Ganadora del premio del Jurado (ex aequo con la francesa Les misérables) en la última edición de Cannes, Bacurau es una muy singular película distópica, situada en un futuro cercano, una mixtura de géneros, con aires de clase B y western en generosas dosis, que supone un giro, más formal que conceptual y temático, en la filmografía del director Kleber Mendonça Filho (Aquarius, Sonidos vecinos), quien aquí codirige con Juliano Dornelles.

El nombre Bacurau remite a un pájaro que habita en Brasil, y en el film otorga una identidad ficticia a un pueblo literalmente borrado del mapa, privado de agua potable, que se ve invadido por un grupo de estadounidenses amantes de las armas.

Ya las primeras imágenes anuncian la presencia de la muerte como gran protagonista cuando los féretros que un camión transporta van cayendo sobre la ruta de entrada al pueblo, obstaculizando la circulación. En la siguiente escena asistimos al funeral de Carmelita, la matriarca del pueblo que fallece a los 94 años y a la que familiares, amigos y lugareños homenajean con todos los honores. La muerte acecha y la idea de que el pueblo entero puede correr la misma suerte instala una tensión que ya no se desprenderá del relato.

Mientras tanto, aparecen, dispuestos a todo, los invasores. Motoqueros que se pasean vestidos como para competir en pistas internacionales, un drone que parece un ovni de los años 50 controlando desde el aire el movimiento de los pobladores, y unos asesinos a sueldo para quienes la vida vale tan poco que hasta un niño indefenso será privado de ella.

Es entonces cuando esta inclasificable fábula, que exige un espectador atento, se va convirtiendo en una férrea crítica al abandono de los valores éticos que cualquier sociedad necesita para construirse como tal. Porque en Bacurau el Estado está ausente y, en cambio, el representante de esta comarca es un corrupto que negocia con el enemigo y tira migajas al pueblo con el único propósito de ser reelegido.

Si bien el carácter fantástico se impone, el realismo también se abre paso en el espíritu de los cangaceiros merodeando el sertao. El Lunga, un justiciero interpretado por el gran actor trans Silvero Pereira, se pone a la cabeza de la lucha seguido por la comunidad entera que rescata las armas de un pequeño museo (único atractivo de este pueblo fantasma), para resistir, como enseñaba Glauber Rocha, con la conciencia de su propia historia.

En el abanico de reflexiones que ofrece Bacurau, el eje es, sin duda, la coyuntura sociopolítica de Brasil. “Bolsonaro tiene todo el derecho a ser invitado a ver el film pero no creo que le guste” señaló Mendonça Filho en rueda de prensa, como si el film, que comenzó su rodaje antes de la asunción del nuevo presidente, estuviera situado en un futuro tan próximo que Jair Bolsonaro podría llegar a ser uno de sus protagonistas.

Y si de protagonistas hablamos, aunque esta es una película coral, dos intérpretes darán una lección de actuación en una escena memorable. Sonia Braga, rescatada por Mendonça Filho en Aquarius (film que la devolvió a la escena internacional y con el que conquistó varios premios), es la controvertida vecina que, unida a la resistencia, intentará una suerte de seductora emboscada al enigmático Udo Kier, el jefe de los invasores que dirige a sus tropas con cierto aplomo y distancia – y así Kier hace gala del registro actoral que cultivó en las filas del Nuevo Cine Alemán donde inició su carrera.

Con Bacurau, el director brasileño ratifica la coherencia temática de su filmografía que explora la tranquilidad alterada de los poblados nordestinos, ya sea con la empresa de seguridad en Sonidos vecinos (2012) o con la inmobiliaria que aspira al gran negocio en Aquarius (2016). Sus films no son otra cosa que una metáfora del modelo depredador que sacude el escenario mundial, un espejo que ofrece imágenes de la brutalidad del capitalismo dominante.

¿Es reversible este presente? Bacurau da su propia respuesta reivindicando el espíritu colectivo de un pueblo en un Brasil que, paradójicamente, sigue alimentando las diferencias entre un sur opulento y un nordeste esclavizado.

Si en Invasión (1969), la película distópica argentina, eran los jóvenes quienes tomarían las armas, en Bacurau, hombres y mujeres de todas las franjas etareas están dispuestos a luchar por su identidad y autonomía. La amenaza es demasiado grande como para que alguien se distraiga, porque Bacurau, simplemente, quiere seguir existiendo. Nada más y nada menos.

Bacurau (Brasil, Francia, 2018) Puntaje: 7

Escrita y dirigida por: Kleber Mendonça Filho, Juliano Dornelles. Con Udo Kier, Sônia Braga, Silvero Pereira, Barbara Colen, Wilson Rabelo, Thardelly Lima, Karine Teles, Thomas Aquino, Antonio Saboia, Brian Townes, Luciana Souza, Carlos Francisco, Rubens Santos. Fotografía: Pedro Sotero. Montaje: Eduardo Serrano. Música: Mateus Alves, Tomaz Alves Souza. Duración: 132 minutos