Monos, de Alejandro Landes

“Monos nació, entre otras cosas, por el interés de contar mi visión de la guerra en Colombia pero yo me crié por fuera del país, escapando de la violencia que padecieron miembros de mi familia que fueron secuestrados, y quería contar la historia desde nuestro punto de vista. Nunca me ha interesado generar un debate político. Siento que se necesita otro punto de vista, algo que parta de una especie de vacío, sin ese contexto de quién está peleando contra quién, para que la gente vea la película desde el prejuicio”, dice Alejandro Landes (Cocacolero, Porfirio), nacido en Brasil pero radicado en Colombia, acera de Monos, la película elegida por Colombia para competir por el Oscar a Mejor Película tras un exitoso paso por los festivales de Berlín, Sundance y BAFICI – entre otros.

En primera instancia, la nueva película de Landes puede ser leída como una zona de cruces entre Señor de las moscas, El corazón de las tinieblas (y Apocalpyse Now), Bella tarea y Deliverance. Contra todo pronóstico, esta muy marcada intertextualidad no resulta en un mero juego de citas, sino que está al servicio de construir un universo propio que se propone ser ese vacío al que se refiere el realizador, con el fin de explorar la violencia de la guerra civil en Colombia y también la de otras guerrillas latinoamericanas.

Filmada en el Páramo de Chingaza, a cuatro mil metros de altura, junto al Río Samaná y las montañas que lo rodean, a cinco horas de Medellín, los protagonistas de Monos son un grupo de guerrilleros adolescentes que pertenecen a La Organización, una especie de secta que secuestró a una doctora estadounidense – no se sabe por qué o para qué. En el día a día de estos jóvenes hay entrenamientos, tareas militares, encuentros amorosos y sexuales, e incidentes peligrosos e inesperados que atentan contra la supervivencia. Porque, en gran mediad, de eso se trata: de sobrevivir en un ambiente hostil y agresivo, sin garantías de ningún tipo.

Mezclando el cine de aventuras con el cine bélico y el de terror, Landes construye un relato que se apoya en metáforas y alegorías, dejando de lado toda literalidad y propiciando la ambigüedad como clave. Aquí nada está explicado. De no conocer las intenciones del realizador, Monos bien podría ser acerca de muchas otras cosas. Es una propuesta ambiciosa – quizás en demasía- que tiene el mérito de funcionar con una atractiva carga poética. También le pide al espectador que saque sus propias conclusiones. Lo que no siempre funciona bien. Porque en ocasiones la narrativa es presa de sus propias coordenadas, con tantas metáforas y alegorías, y en consecuencia tantas interpretaciones posibles. Si todo puede ser tantas cosas, ¿de qué se está hablando exactamente?

Y considerando que, deliberadamente, los personajes solo están bosquejados y que toda la puesta en escena está tan calculada, no debería sorprender que la película, a veces, se sienta un poco distante emocionalmente. Otras veces, en los momentos más viscerales, sí conmueve.

Por otro lado, la forma fílmica es absolutamente sobresaliente, desde el primer plano hasta el último. Y no se trata de una cuestión de técnica, sino de estética. Gracias a un uso expresivo y muy sensorial de la fotografía y a un elaborado diseño de sonido, Monos tiene los climas propios de un universo remoto, desolado y hasta pesadillesco. Incluso bien podría ser un mundo distópico. En vez de apelar a la insulsa e impersonal tarjeta postal – algo que con un entorno tan deslumbrante bien podría ser una tentación- Landes opta por crear imágenes de una belleza perturbadora que son parte de una naturaleza amenazante, nunca bucólica. Y lo más importante es que este mundo se siente real.

Así, Monos funciona mucho mejor como película de aventuras y supervivencia que como meditación sobre la violencia que resulta de los choques en las guerrillas y el Estado. Y considerando lo distintas que son las dos películas previas de Landes, es gratificante ver que se está afianzando como un cineasta que siempre está en busca de nuevos caminos.

Monos (Colombia, Argentina, Holanda, Alemania, Uruguay, Dinamarca, Suecia, Suiza, EEUU, 2019). Puntaje: 7

Dirigida por Alejandro Landes. Escrita por Alejandro Landes, Alexis Dos Santos. Con Julianne Nicholson, Moisés Arias, Sofia Buenaventura, Julián Giraldo, Karen Quintero, Laura Castrillón, Deibi Rueda, Jorge Román. Fotografía: Jasper Wolf. Música: Mica Levi. Montaje: Yorgos Mavropsaridis, Ted Guard, Santiago Otheguy. Duración: 105 minutos.