The Unicorn, de Isabelle Dupuis y Tim Geraghty

“Conocimos a Peter Grudzien por primera vez en un frío día de invierno, en una cafetería cerca de su casa en Astoria, Queens. Todo lo que sabíamos sobre él en ese momento es que había creado uno de los primeros álbumes de country abiertamente homosexuales, componiendo, grabando y masterizando cada sección en su estudio casero”, señalan Isabelle Dupuis y Tim Geraghty acerca del extraordinario protagonista de un documental que se aleja de las convenciones más genéricas para explorar la vida de un hombre de 65 años que siempre se ha movido en los márgenes de una sociedad tan normativizada como normalizadora. Con justa razón, fue la ganadora a Mejor Película en la competencia internacional del BAFICI 2019.

Con la misma crudeza de una vida llena de altibajos, The Unicorn, la película, sigue el derrotero artístico y personal de Grudzien, que incluye problemas mentales y una familia muy particular y caótica. Y al narrar su historia personal bosqueja un doloroso panorama de un país que segrega y expulsa a los diferentes, a esos que por su inconformismo y singularidad son considerados dementes y, en consecuencia, peligrosos.

No se trata solo de Peter, sino también de su hermana gemela, Terry, una especie de Baby Jane Hudson – pero sin una infancia gloriosa- con severas limitaciones físicas, sin horizontes de ningún tipo y con un estado mental que ha experimentado quiebres de todo tipo. Como si todo esto fuera poco, Peter y Terry comparten la casa de su infancia – vieja, sucia, destartalada- con su nonagenario padre, Joseph, un hombre desamorado, rígido e incluso destructivo. Lo que se dice una tormenta perfecta.

A lo largo de tres años y muy al estilo del cinema vérité, Dupuis y Geraghty utilizaron una cámara digital en mano para filmar la vida de esta familia, sin entrevistas a cámara (apenas algunas preguntas, de tanto en tanto, como disparadores), con material de archivo de la propia familia (cintas en vhs, fotografías, grabaciones) y la presencia de la música de Peter, desde la primera hasta la última escena. También hay piezas de música country clásica, gospel, pop y música clásica. Pero la música nunca está usada como mero acompañamiento, sino que cumple una función narrativa: es un elemento más para representar el mundo interior de estos gemelos que siguen intentando mantenerse a flote y hasta quizás encontrar algún retazo de bienestar. Aún después de tanto maltrato y abandono.

The Unicorn, el documental, bien podría haberse regodeado en las miserias y penurias de Peter Grudzien, como es usual en los cines de carácter sensacionalista. O presentarlo como una víctima sumida en su sufrimiento, sin posibilidad de reacción. Porque el material de base es ideal para conmover al público que busca las emoción fácil. Concientes de este peligro y con una mirada lúcida y profunda, los realizadores hacen todo lo contrario: lo retratan en toda su dignidad y capacidad de lucha sin esquivar sus circunstancias y su historia llena de adversidades.

Por esto y también por su filma fílmica, The Unicorn nos hace acordar a otro gran documental: Tarnation, de Jonathan Caouette, una suerte de diario en primera persona sobre la conflictiva vida del realizador y su madre, René, y a la vez un retrato inclaudicable sobre lo más siniestro de la Norteamérica profunda. Sin embargo, aún ante tanta oscuridad, las dos películas encuentran algo de luz en la posibilidad de resignificar los afectos (en Tarnation) y en poder reconstruirse desde la propia mirada interna (en The Unicorn), una mirada que sabe más de uno que lo que los demás creen saber. Después de todo, son películas sobre sobrevivientes.

The Unicorn (EEUU, 2018). Puntaje: 8

Escrita y dirigida por Isabelle Dupuis, Tim Geraghty. Con Peter Grudzien. Terry Grudzien, Joseph Grundzein. Duración: 92 minutos.