María Callas: En sus propias palabras no podría tener mejor título ya que, efectivamente, es la genial cantante de ópera la que cuenta su historia, con lujo de detalles, en forma exclusiva y elocuente. También podría haberse llamado Retrato de una diva incomprendida porque, desde el vamos, el documental de Tom Volf quiere cambiar la imagen – en parte construida por los medios – de que era una diva caprichosa y temperamental, tanto en el escenario como fuera de él. Como sus fans, el director tiene una mirada de amor incondicional que todo lo perdona. Con una figura como la Callas, ¿quién se anima a cuestionar tanta devoción?
A través de un muy bien organizado compendio de cartas a amigos, fotos familiares, memorias nunca publicadas, videos inéditos en Super 8, un diario personal, entrevistas televisivas de la época (con David Frost y Barbara Walters, entre otros) y presentaciones operísticas con las arias enteras, el documental deja hablar a su protagonista y así traza una semblanza impactante de una mujer inteligente y adorada, una de las estrellas más grandes de la ópera del siglo 20, que también era una mujer vulnerable y, sobre todo, particularmente sensible al dolor que trae el amor y la soledad.
Se sabe que el gran romance de la vida de María Callas fue el que tuvo con Aristóteles Onassis, que comenzó cuando ambos tenían sus respectivos cónyuges, luego vinieron las separaciones y así la pareja ya no tuvo que esconderse. Fue un romance tempestuoso que duró unos ocho años… hasta que la diva se enteró, aparentemente por los diarios, de que Aristóteles se iba a casar con Jackie Kennedy. Escuchar a Callas relatar ese momento, con voz atemperada pero dolida, es conmovedor. Muchos años después ella y Aristóteles volvieron a enamorarse – o quizás nunca se habían desenamorado – y fue la mejor de sus épocas juntos. Sin resentimientos ni pase de facturas, la pareja finalmente encontró su gran momento de paz y armonía.
Para los amantes de la ópera, el documental ofrece la valiosa oportunidad de verla y escucharla en presentaciones de óperas de Bizet, Puccini o Bellini, entre otras, donde se corrobora su talento natural como actriz, que la distinguía de tantas otras cantantes de ópera. Para los cinéfilos, verla en fotografías y clips periodísticos junto al maestro Pier Paolo Pasolini durante la filmación de Medea (1969) es tan cautivante como nostálgico. Su interpretación como la vengativa sacerdotisa griega fue imponente, sin embargo ése fue su único rol como actriz fuera de la ópera – y eso que Callas anhelaba abrirse camino en el cine o el teatro, incluso en el terreno de la comedia.
También se puede pensar al documental como la crónica de una época en la alta sociedad de Roma, Milán, París o Nueva York, con todo el ceremonial, protocolo y glamour de las presentaciones en los teatros, las llegadas en limusinas, los vestidos de gala, los tapados de piel y los trajes de etiqueta, con invitados de lujo tales como Omar Sharif, Grace Kelly, Luchino Visconti y Vittorio De Sica. Como si el espectador fuera uno más de los tantos afortunados que desfilaron por esas plateas y escenarios.
Otro invitado de lujo que tuvo Callas fue Giovanni Gronchi, el presidente de Italia, que asistió a la presentación a sala llena de la ópera Norma, de Bellini, el 2 de enero de 1958 en el Teatro dell’Opera di Roma. Un día que, para mal, hizo historia en la carrera de la cantante. Porque antes de terminar el primer acto, se hizo evidente que su voz se quebraba de tanto en tanto. Hubo algunos abucheos. Después, otros más. El primer acto terminó y Callas abandonó el teatro antes de comenzar el segundo. La sala estalló en protestas. Todos se retiraron furiosos y ofendidos porque la diva no había tolerado los abucheos y, en uno de sus brotes habituales, había decidido cancelar la función.
Pero, parece que no fue tan así. Callas declaró que no podía cantar porque sentía que perdía la voz, y un médico que luego envió el teatro certificó que ella tenía bronquitis y que recién podría volver a cantar en cinco o seis días. Para entonces, los periódicos habían publicado su versión de los hechos y la reputación de la diva fue seriamente dañada. A la distancia, o incluso quizás en ese mismo momento, es difícil saber si ella habría seguido cantando, con o sin bronquitis, si no la hubieran abucheado. En este punto, como en otros, el documental avala a Callas, sin prestarle atención a ninguna otra campana. Porque así Volf elige ver a la diva.
Lo curioso, y muy interesante, es que a priori uno pensaría que una perspectiva tan leal y amorosa construiría una figura unidimensional, apenas con algunos matices. Sin embargo, es exactamente al revés. Porque aún sin cuestionar ni poner en crisis las propias palabras de María Callas la figura que emerge tiene una maravillosa complejidad y una asombrosa capacidad de sutil manipulación del discurso y la puesta en escena. Porque Callas habla con sus palabras, su canto, sus miradas, sus gestos cuidadosamente estudiados para el público y la cámara y, por supuesto, con su conducta tan propia de alguien que se sabe absolutamente excepcional. Bienvenida sea, entonces.
María Callas: En sus propias palabras (María Callas: In Her Own Words, France, 2018) Puntaje: 8
Dirigida por Tom Volf. Producida por Thierry Bizot, Emmanuel Chain, Gael Leiblang, Emmanuelle Lepers, Tom Volf. Montaje: Janice Jones. Música: Jean-Guy Veran. Fotografía: Janice Jones. Duración: 113 minutos.