Para bien y para mal, Somos Tr3s, la nueva película de Marcelo Briem Stamm, tiene más de un punto en común con Solos, su ópera prima, la historia de dos jóvenes gays que se conocen por chat, se gustan, y se van a la casa de uno de ellos para pasar un buen rato. Pero, como ya se sabe, las apariencias engañan y eventualmente el invitado resulta ser una presencia peligrosa. Así nace un thriller con un sello bien porteño, con algunos aciertos y también con no pocas fallas.
En Somos Tr3s, Stamm narra la historia de Ana, Sebastián y Nacho, tres jóvenes que se conocen en una fiesta, casi sin querer. Se gustan, pegan onda y después de unos besos furtivos, los tres se van a la casa de Sebastián. Aunque esa noche se quedan dormidos y no tienen sexo. Al despertar, Sebastián les hace una propuesta a Ana y a Nacho: que se vayan conociendo, de a poco, para formar una pareja de tres. No tríos simplemente para divertirse, sino una relación con convivencia y todo. Así de simple. O de complicado.
Porque Sebastián sabe que es bisexual y no tiene ningún problema con eso. Sabe, también, que para él una pareja de tres es la única opción amorosa. Aparentemente, Nacho no había tenido experiencias gays antes y Ana tampoco había tenido tríos. Instintivamente, rechazan la propuesta de Sebastián. Pero ganas no les faltan. Por lo que eventualmente acceden a pasar un fin de semana todos juntos en una casa alejada de la ciudad. Ahora hay que ver si el poliamor es posible entre ellos tres.
No es para nada frecuente que el cine argentino aborde temáticas relacionadas con sexualidades no heteronormativas y menos aún con una mirada tan desprejuiciada y libre como la de Stamm – el cine de Marco Berger es una de las pocas excepciones a la regla, y de hecho Juan Manuel Martino, uno de los protagonistas de Somos Tr3s, también actúa en Tae Kwon Do, la última película de Berger. La exploración que hacen los personajes de su sexualidad es saludablemente curiosa, ingenua en el mejor sentido del término. Y es creíble en sus contradicciones. Tanto en Solo como en Somos Tr3s, uno cree (o sabe) que estas situaciones se pueden dar de las maneras en las que Stamm las presenta – al menos en términos generales.
Quizás porque las interpretaciones naturalistas también son moderadamente verosímiles, aún con algunos tics innecesarios y gestos formulaicos. Quizás también porque a los actores se los nota muy cómodos en sus roles, tanto en las escenas más cariñosas como en las más sexuales. O quizás porque la espontaneidad que aquí se transmite puede ser muy convincente. En tanto clima, la película funciona relativamente bien.
Los problemas de Somos Tr3s, como los de Solo, están en el orden de la forma fílmico y no en los contenidos en sí mismos. No son pocos los problemas de guión, que van desde explicar demasiado a través de diálogo hasta falta de transiciones para construir el desarrollo de los personajes – que, más allá de dos o tres características básicas, carecen de verdaderos matices. Queda (demasiado) claro que Somos Tr3s es una película que quiere comunicar varias ideas, sobre todo porque están un tanto reiteradas.
A la vez, la puesta en escena y la fotografía son correctas técnicamente, pero poco significativas estéticamente. No expresan ni transmiten las sensaciones y los tonos del drama. Son apenas funcionales. Claro que ayuda que los actores ponen más carne al asador que la que el guión les da. Por eso, gracias a ellos se mantiene el tono intimista de todo lo que pasa y todo lo que se sugiere.
Como problema estructural, Somos Tr3s no explora su temática más allá de la superficie. La mirada del director es atractiva y nunca juzga ningún deseo de sus personajes, pero el desarrollo de la narrativa es desparejo y no alcanza a tener la resonancia propia de temas tan ricos.
Somos tres (Argentina, 2018) Puntaje: 5
Escrita y dirigida por Marcelo Briem Stamm. Con Carlos Etchevers, Flor Dragonetti, Juan Manuel Martino, Jimena López. Fotografía: Irvin Castro Acuña. Cámara: Facundo Monteagudo. Sonido: Vanesa Weimer, Gonzalo Moreno. Banda de sonido original: Guil Astobiza, Sato Valiente. Duración: 86 minutos