Digámoslo de una vez, la nueva película de Roman Polanski es bien mediocre. Sí, fue estrenada fuera de competencia en el Festival de Cannes, pero ya sabemos que eso no significa nada. Sí, Emmanuelle Seigner y Eva Green dan lo mejor que el guión les permite dar, pero con eso no alcanza. Sí, está bien filmada, bien iluminada, bien editada, y bien musicalizada. Al fin y al cabo es una película de un director con décadas de experiencia, eso es de esperar.
Pero juega a parecerse a Repulsión y El inquilino, y sin embargo no le llega ni a los talones. También coquetea con otras de Polanski, como Búsqueda frenética, Perversa luna de hiel, y La piel de Venus, sumadas a otras de otros directores tales como Mujer soltera busca, Misery, Femme Fatale, Doble de cuerpo y… hay algunas más. Claramente, Basada en hechos reales es una película sin identidad. O con una identidad muy endeble, que para el caso es lo mismo.
Co-guionada con Olivier Assayas (y ahí también aparecen un par de ideas de Personal Shopper, como si faltaran ideas de otras películas) y basada en la novela de Delphine de Vigan, el último opus del director polaco cuenta la historia de Delphine (Emmanuelle Seigner), una escritora de best sellers que acaba de terminar un libro y se siente agotada, sola y depresiva. También está bloqueada y no puede escribir ni una sola oración para su nuevo libro. Peor no puede estar. O sí.
Porque salida de la nada aparece Elle (Eva Green), una de sus tantas admiradoras y también escritora, aunque es una ghost writer (escribe para otras personas y no firma), y lo que era de esperar, ocurre: se hacen amigas. Cada día que pasa son más amigas. A punto tal que Delphine le abre las puertas de su casa cuando Elle se queda sin un lugar donde vivir. Y le muestra un manuscrito de su próximo libro y le revela la contraseña para que acceda a información privada en su computadora para que le dé una mano con asuntos varios. Y escucha atentamente todos los consejos que Elle tiene para darle, que básicamente consisten en órdenes para que escriba un libro completamente diferente. En cuestión de semanas, la vida de Delphine está en manos de Elle. De ahí en más todo va cuesta abajo.
Basada en hechos reales, aparte de carecer de identidad, tiene otros dos problemas insalvables: es tan inverosímil como predecible. Lo de inverosímil no solo tiene que ver con la vuelta de tuerca al final (que tendría más sentido si la trama si hubiese desarrollado mejor) sino más que nada con la manera en que se construye el vínculo entre las dos mujeres. ¿Por qué Delphine confiaría tanto en una extraña? ¿Cómo es posible que no se dé cuenta de que oculta algo? ¿Qué escritor le daría a un extraño el manuscrito de su próximo libro? Nada de todo esto – y muchas otras cosas más – se pueden justificar aduciendo que Delphine está en un frágil estado emocional. Para hacer las cosas que hace, tendría que ser una idiota. Y no se supone que sea una idiota.
Lo de predecible tiene que ver con la obviedad y la falta de originalidad con la que se da la relación víctima-victimaria (aún cuando eventualmente hay una pequeña sorpresa) y con la falta de suspenso. En una película como ésta, sin tensión no hay drama. Es una condición indispensable. Por otra parte, ¿qué interés puede suscitar que todo esté tan explicado? ¿Es posible preocuparse por los personajes cuando son tan de manual? ¿Cómo involucrarse en la trama cuando casi todo ya se vio en otras películas y mucho mejor?
Lo peor de todo es que no da la sensación de que sea una película fallida. Casi con certeza, ésta es la película que Polanski quería hacer, y no una mucho más interesante que, por distintos motivos, le salió mal. De ser así, se la podría pensar de otra manera. Tal como es, no da para pensarla mucho.
Basada en hechos reales (D’après une histoire vrai, Francia, 2017). Puntaje: 5
Dirigida por Roman Polanski. Escrita por Roman Polanski y Olivier Assayas, basada en la novela de Delphine de Vigan. Con Emmanuelle Seigner, Eva Green, Vincent Perez, Noémie Lvovsky, Dominique Pinon. Fotografía: Pawel Edelman. Música: Alexandre Desplat. Montaje: Margot Meynier. Duración: 100 minutos.