Candelaria, de Jhonny Hendrix Hinestroza

Ganadora del Premio del Público en el Festival de Cine Latinoamericano de Toulouse y del Premio a Mejor Director en la sección Venice Days del Festival de Venecia, Candelaria, la tercera película del director colombiano Jhonny Hendrix Hinestroza, es una producción cubana que transcurre en la Cuba del “período especial”, es decir el período de crisis económica que comenzó como resultado del colapso de la Unión Soviética en 1991 y que se agravó considerablemente con el bloqueo económico de los EEUU desde 1992.

Estamos en La Habana, en 1994, y de a poco conocemos las vidas de Candelaria (Verónica Lynn) y Víctor Hugo (Alden Knight), una pareja de ancianos que están juntos desde hace tanto tiempo que ahora se vinculan, mayormente, por inercia. Desanimados por la situación social general y con muchas carencias que hacen la existencia diaria sea bastante complicada, Candelaria y Víctor hacen lo mejor que pueden con lo que tienen, pero muchas veces con eso no alcanza.

Hasta que un día como cualquier otro Candelaria encuentra una cámara de video entre un las sábanas sucias de la lavandería del hotel donde trabaja. Esta cámara pronto se transforma en un personaje más, una presencia que se instala en sus vidas y les otorga el inesperado placer de filmarse a sí mismos, de ser protagonistas de sus propios relatos. Y no solo van a filmar lo cotidiano, sino que con el correr de los días también registrarán los inesperados acercamientos amorosos que empiezan a tener, desde besos robados y bailar juntos como novios hasta hacer el amor como hacía tiempo no lo hacían.

Candelaria construye un buen retrato de esta pareja, de su soledad y su vulnerabilidad, de los cambios sutiles en su afectividad y de su transformación. La química entre los actores es palpable, creíble, y las interpretaciones son convincentes y nunca caen en el lugar común de hacer de los ancianos seres intrínsecamente entrañables, angelitos llenos de amor. En este sentido, es una película que muestra con realismo un vínculo con sus matices como cualquier otro vínculo los tiene, y aparte tiene una mirada de un sano desprejuicio frente a la sexualidad entre gente mayor, algo no muy común en la vida en general y menos aún en el cine.

Pero el realismo que tiene en hablar de esta pareja está ausente en la representación de la situación política y social de esa Cuba. O, mejor dicho, el director adopta un punto de vista sesgado, muy simplista, tendencioso. Tal como lo pinta la película, vivir en esa Cuba es un calvario. Un país que no le ofrece nada a sus habitantes, al que le falta de todo, en el que nada está bien. Al no contrastar todos los aspectos negativos de esa Cuba con los positivos, al no examinar el cuadro completo y solo algunos síntomas muy obvios, Candelaria no puede dar cuenta de la realidad verdadera, intenta convencer al espectador de su visión y la reitera con didactismo una y otra vez. Y es una versión de manual que aburre.

Claro que es posible, al menos en teoría, separar la ideología maniquea de la interesante y bien desarrollada historia singular de dos ancianos que, con vitalidad y humor, vuelven a sentir algo de la pasión del amor que los unió mucho cuando eran jóvenes. No solo eso, sino que también en el camino de transitar esta nueva etapa van a descubrir cosas nuevas acerca de sí mismos.

Candelaria (Colombia, Argentina, Alemania, Noruega, Cuba) Puntaje: 5

Dirigida por Jhonny Hendrix Hinestroza. Escrita por María Camila Arias, Jhonny Hendrix Hinestroza, Abel Arcos, Carlos Quintela. Con Verónica Lynn, Alden Knight. Fotografía: Soledad Rodríguez. Dirección de arte: Celía Ledón. Montaje: Anita Remon, Mauricio Leiva, Jhonny Hendrix Hinestroza. Sonido: Jesica Suárez. Duración: 88 min.