Un lugar en silencio, de John Krasinski

“¿Quiénes somos si no podemos protegerlos? Tenemos que protegerlos”, le dice muy acongojada Evelyn (Emily Blunt) a su esposo Lee (John Krasinski), refiriéndose a sus pequeños hijos, todos (sobre) viviendo en un mundo post apocalíptico que ha sido invadido por unos peligrosos monstruos, que son una mezcla entre Aliens y Depredadores, siempre hambrientos y muy veloces, completamente ciegos pero con un finísimo oído que les permite escuchar hasta el sonido más tenue. Por eso hay que estar siempre en silencio. O sino prepararse para morir.

Y de una muerte horrenda Evelyn y Lee quieren salvar a sus hijos. Porque, ¿cuál sería el sentido de ser humano en un mundo en el que ni siquiera se puede proteger a la propia especie? ¿Qué sería ser padre si proteger a la descendencia es imposible? ¿Para qué sobrevivir? No es que Un lugar en silencio sea una película de terror con profundas preocupaciones filosóficas. No lo es. Pero sí tiene un subtexto inquietante, sí se hace algunas preguntas, sí propone algo más que el mero entretenimiento y la ejecución admirable de una premisa original. En el cine del terror del Hollywood de hoy, esto ya es mucho.

Dirigida, protagonizada y co-escrita por John Krasinski, Un lugar en silencio transcurre en un mundo devastado (muy a lo The Walking Dead, pero con menos gente) plagado de criaturas ciegas que todo lo oyen, criaturas que no se sabe de dónde vienen ni por qué (y eso es un acierto), pero sí se sabe que más vale tenerlas bien lejos. Porque es suficiente con que se rompa un vaso, se caiga un objeto, o simplemente se hable en voz alta como para que aparezcan de la nada. Por eso, Lee y su esposa Evelyn (dicho sea de paso, Emily Blunt es la esposa de John Krasinski en la vida real) y sus tres hijos hablan siempre en voz muy baja, o a través de lenguaje de señas ya que su hija mayor es sorda (la actriz que la interpreta, Millicent Simmonds, también es sorda en la vida real). A veces hasta caminan en puntas de pie.

Lo que hace que gran parte de la película, prácticamente toda, a decir verdad, no tenga diálogos. O, al menos, diálogos no hablados. Y durante más de la primera mitad, casi tampoco hay música, solo un silencio de muerte que pocas veces dio tanto miedo. No es fácil construir una trama que sea verosímil con esta premisa. Y aún con una lógica coherente, es fácil que la trama resulte forzada. Nada de todo esto ocurre aquí. Casi todo, en mayor o menor medida, tiene sentido y es muy efectivo a la hora de narrar la historia. Porque generar miedo, tensión y sensación de peligro casi enteramente desde y a través del silencio y el sonido ambiente es algo muy poco visto.

Es cierto que la teniente Ripley en Alien sí es silenciosa para no alertar al monstruo, y Tippi Hedren y Rod Taylor en Los pájaros muchas veces se quedan mudos para que los pájaros no los ataquen. Krasinski parece haber pedido prestado estos rasgos de estas dos películas y también construye una sensación de peligro que también podría ser hitchcockiana. A veces se prolonga tanto tiempo y es tan perturbadora que uno casi desea que aparezca el monstruo y corte tanto suspenso. Lo que, eventualmente, ocurre. Porque el suspenso y la sorpresa están combinados muy hábilmente, y así los sobresaltos impactan como el resultado de una estrategia, no como los típicos golpes de efecto vacíos de tanto cine de terror contemporáneo tan mediocre.

Lo que sí es una lástima es el exceso en el uso de la música en la segunda parte de la película, y el volumen de ciertos ruidos y sonidos cuando los monstruos atacan. Ya con lo que se ve y lo que se oye es más que suficiente. No hace falta potenciar el sonido a extremos casi ensordecedores. Ni siquiera si se busca un contraste con tanto silencio.

Con interpretaciones afinadísimas, con muy expresivos primeros planos que transmiten todo el drama que el discurso no puede articular, con personajes medianamente desarrollados, y con un ritmo que escala casi sin que uno lo perciba, Un lugar en silencio es sofisticada en su simpleza, atrapante en su drama, y muy precisa en su ejecución. Casi todo está en el lugar justo en el momento justo.

Es, sobre todo, una experiencia donde menos es mucho más y donde sugerir tanto al principio hace que mostrar todo al final sea mucho más efectivo. Como en Tiburón, acá el monstruo está en un amenazante fuera de campo durante un buen tiempo. Ahora eso sí, cuando aparece en todo su esplendor ya después no va a ser fácil de olvidar.

Un lugar en silencio (A Quiet Place, EEUU, 2017). Puntaje: 8

Dirigida por John Krasinski. Escrita por Bryan Woods, Scott Beck, John Krasinski. Con John Krasinski, Emily Blunt, Millicent Simmonds, Noah Jupe. Fotografía: Charlotte Bruus Christensen. Música: Marco Beltrami. Montaje: Christopher Tellefsen. Diseño de producción: Jeffrey Beecroft. Duración: 90 minutos.