Presentada fuera de competencia en la sección Funciones de Medianoche del Festival de Cannes, La villana comienza con un frenético plano secuencia de más de seis minutos, visto desde el punto de vista de un personaje al que no se ve (excepto por sus manos, brazos y piernas) y del que no sabemos nada. Lo que sí se ve, y mucho, es un violento y prolongado combate contra una banda de mafiosos, un combate lleno de golpes, patadas voladoras, cuchillazos y trompadas. Eventualmente, al cambiar el punto de vista de la cámara, vemos que de un lado tenemos a una joven enfurecida, y del otro lado tenemos a los mafiosos. De acuerdo a la lógica que impera en estas películas coreanas de acción y artes marciales, todos los mafiosos terminan muertos y la joven sigue viva casi sin un rasguño. Hasta que es atrapada otra vez, por otros. Y ahí comienza otro capítulo de una historia sinuosa y llena de adrenalina.
La villana está dirigida por Jung Byung-gil (Confesiones de un asesino) y dialoga con La Femme Nikita y El asesino, de Luc Besson, con Kill Bill, de Quentin Tarantino, con los thrillers y policiales coreanos contemporáneos (por ejemplo, Old Boy, Sympathy for Lady Vengeance, Handmaiden, todas de Park Chan-wook) y con el melodrama de ribetes trágicos. Contra todo pronóstico, aún con todo ese cruce de géneros y autores, La villana tiene su identidad propia. Lo que no significa que funcione igual de bien en todos los niveles.
Narrada en distintas líneas de tiempo, la trama gira alrededor de Sook-he (Kim Ok-vin), una joven de armas tomar cuyo padre fue asesinado ferozmente siendo ella una niña. Para peor, también fue testigo del crimen. Muchos años después, y después de vivir otra experiencia trágica, Kim Ok-vin termina como prisionera de una misteriosa y secreta organización gubernamental que la liberará luego de que transcurran diez años. En el interín, tendrá que trabajar para ellos como asesina profesional, sin cuestionar nunca ninguna de sus misiones. Sin otra opción, y más comprometida aún porque acaba de dar a luz a una niña, Sook-he tiene que aceptar las reglas del juego.
Eventualmente existirá una historia amorosa, muchas más secuencias de acción y violencia desmesurada, y unas cuantas traiciones y engaños. Aparte de alternar los tiempos, La villana juega con vueltas de tuerca y sorpresas varias para el mantener en vilo al espectador. Aunque, en esencia, la historia no tiene nada de compleja. De hecho, es bastante formulaica. Pero, así como está narrada, se hace apropiadamente intricada y moderadamente enigmática, pero también ocasionalmente confusa. Porque hay un exceso narrativo, aunque sea evidente que es a propósito. Y tal vez no sea ése el mayor problema, sino que las sub tramas, o tramas en paralelo, son considerablemente desparejas.
Porque enseguida se ve, y después se confirma varias veces, que las impresionantes secuencias de extrema acción funcionan siempre. Y no es solamente una cuestión de excelencia técnica, que igual ya eso en sí mismo es todo un mérito, sino que hay un sentido del estilo, de la estética de esta violencia. Es espectáculo puro y es placer visual. Por el contrario, el melodrama está poco desarrollado, es muy insustancial, y se siente distante (distancia, justo lo que un melodrama no puede tener). Tampoco convence mucho la historia policial en sí misma. Es que está bosquejada, le falta peso dramático. Con personajes más ricos, La villana sería inmejorable.
Claro que como lo que predomina es el espectáculo, quizás simplemente haya que apreciar eso y no prestarle tanta atención al resto. Después de todo, no es una película pretenciosa que aspira a trascender. Eso ya es más que bienvenido.
La villana (The Villainess / Ak-nyeo, Corea del Sur, 2017). Puntaje: 7
Dirigida por Jung Byung-gil. Escrita por: Jung Byeong-sik y Jung Byung-gil. Con Kim Ok-vin, Shin Ha-kyun, Sung June, Kim Seo-hyung, Cho Eun-ji. Fotografía: Park Jung-hun. Montaje: Heo Sun-mi. Música: Koo Ja-wan. Duración: 123 minutos.