La comunidad de los corazones rotos, de Samuel Benchetrit

Adaptada del libro Crónicas de asfalto, de Samuel Benchetrit, La comunidad de los corazones rotos, también dirigida por el novelista y co-escrita con Gábor Rassov, narra algunos días en las vidas de seis vecinos en un edificio en París. Hay en su tono de humor asordinado y tristeza disimulada algo de algunas películas de Jim Jarmusch, pero sin tanta melancolía. Porque aunque estas seis almas solitarias están estancadas en vidas grises o simplemente están inmersas en una cotidianeidad medio abrumadora, eso no quita que intenten conectar con otros. Incluso, a veces, lo consiguen. Aunque sea por poco tiempo. O quizás no. Nunca se sabe.

Por un lado, tenemos a una enfermera cincuentona y desencantada (Valeria Bruni Tedeschi) que tiene algunos encuentros con un hombre en silla de ruedas (Gustave Kervern), que dice ser fotógrafo. Después, hay una actriz que supo conocer mejores tiempos y ahora está desempleada (Isabelle Huppert), que se hace medio amiga de un adolescente vecino, un chico tranquilo y un tanto apático. Finalmente, hay un extraordinario encuentro entre una mujer marroquí de unos 60 años (Tassadit Mandi) con un astronauta norteamericano (Michael Pitt), cuya cápsula espacial tiene un desperfecto y termina cayendo en la terraza de su edificio.

Se podría decir que en vez de historias, estos personajes transitan historias mínimas. Porque poco y nada pasa en términos de acción. Mucho menos de vicisitudes. Pero, para ser justo, también habría que decir que es en el interior de los personajes, en su afectividad, en lo que no se ve, donde sí pasan cosas. Cosas del corazón, cosas universales a todos los seres humanos, cosas simples pero significativas. A veces puede ser la alegría de tener una compañía inesperada, otras veces la posibilidad de un romance, o bien el acercamiento entre dos generaciones muy separadas en el tiempo. Cada historia mínima con sus particularidades, pero todas unidas por la soledad, la indefensión, y la necesidad de cercanía. Y en todas hay una persona que se acerca más de lo esperable para estar un poco mejor y hacer sentir mejor al otro.

Dos aciertos saltan a la vista de inmediato: un registro que unifica a todos los actores y que se siente muy orgánico, nada ensayado; y por otro lado, un tempo muy atinado para permitir observar, sin prisa ni pausa, a estos seres comunes y corrientes. Y está el humor, por supuesto. Que no provoca risas, pero sí sonrisas cómplices. Y sí, también hay algunos clichés que desentonan un poco. Y, hasta cierto punto, a La comunidad de los corazones rotos algunas veces le juega en contra su liviandad tan enfatizada. Pero no se puede negar que es una película con identidad, bien dirigida y muy bien actuada.

La comunidad de los corazones rotos (Asphalte, Francia, 2015). Puntaje: 7

Dirigida por Samuel Benchetrit. Escrita por Samuel Benchetrit, Gábor Rassov. Con Isabelle Huppert, Gustave Kervern, Michael Pitt, Valeria Bruni Tedeschi, Jules Benchetrit y Tassadit Mandi. Fotografía: Pierre Aïm. Música: Raphaël Haroche. Montaje: Thomas Fernandez. Duración: 100 minutos.