Alanis, de Anahí Berneri

“Cuando empecé a investigar sobre el tema de la prostitución me encontré con ex -prostitutas, con gente a favor y gente en otra. Hay quienes decían que había que abolir la prostitución mientras que otros decían que había que plantearlo como trabajo. Pero todos, tanto aquellos a favor como aquellos en contra, decían que la gran problemática era la persecución y la remarginalización de parte de los organismos del Estado. Ahí supe que ése era el tema. Porque la solución no la tenemos. Es más, el tema prostitución ni siquiera está en agenda. Por eso hay que trabajar este tema y hay que mostrar esta realidad”, dice Anahí Berneri en relación a Alanis, su nueva película co-escrita con Javier Van De Couter y protagonizada por Sofía Gala Castiglione, Dante Della Paolera, Dana Basso, Silvina Sabater, Carlos Vuletich, Estela Garelli, y Santiago Pedrero.

Alanis (Sofía Gala Castiglione) trabaja como puta en un departamento en el centro, un “privado”, donde también vive con su bebé y con Gisela (Dana Basso). Un día como cualquier otro ocurre algo que de inusual no tiene nada: haciéndose pasar por clientes, dos inspectores municipales clausuran el privado y se llevan detenida a su compañera, a quien acusan, así porque sí, de trata de mujeres. Alanis y su bebé no son arrestados, pero no tienen a dónde ir. Ella solo tiene su ropa de trabajo porque todas sus cosas quedaron dentro del departamento clausurado. Hasta le quitaron el celular.

Por eso decide inventar una mentira para poder quedarse en lo de una tía, en un local de ropa frente a Plaza Miserere. De más está decir que tiene que seguir trabajando para tener aunque sea algo de dinero, y así ofrece en la calle lo que sabe hacer. Es la primera vez que es prostituta callejera y no tarda mucho en darse cuenta de que hay reglas que no se pueden romper. Porque hay muchas otras chicas que hacen lo mismo y cada esquina es una parada que ya tiene dueña. Si la calle es peligrosa de por sí, todavía es peor si no se sabe dónde pararse, cómo venderse, y cómo defenderse.

Como en Un año sin amor, Encarnación, Por tu culpa y Aire libre, Alanis también transita un registro realista, auténtico, cercano. Por eso unas cuantas escenas pueden ser muy emotivas y movilizantes, pero nunca nada vira hacia el lado del melodrama o el sentimentalismo. La mirada de Berneri está llena de afecto, pero no de desborde. Así realmente se puede ver sin prejuicios la vida de Alanis, un tanto a la deriva y un tanto controlada, en un contexto hostil e inestable.

Como un ejemplo entre otros, la persecución y maltrato policial son constitutivos de la problemática de la prostitución y por eso marcan parte del derrotero de la protagonista. Pero Alanis, a diferencia de tantas putas en la historia del cine, no es ninguna víctima. Tampoco es una heroína. Ni tiene un corazón de oro. No tiene por qué tenerlo. En cambio, es un personaje que está lejos del cliché. En esencia, Alanis es una mujer que trabaja y una madre que cría a su hijo. Es una mujer que hace de su cuerpo un lugar de empoderamiento y autonomía, pero también un lugar de protección y crianza.

Para Sofía Gala, que trabaja en la película con su hijo de la vida real, Dante Della Paolera, este papel es una gran y muy bien aprovechada oportunidad para mostrar que es una actriz que toca varias cuerdas. Sabe cómo construir los aspectos más prácticos del trabajo de Alanis: manejar la urgencia del sexo para sacarse de encima al cliente lo más rápido posible, evitar algunos problemas con las autoridades, mantenerse en movimiento a pesar del caos, y plantarse con fuerza y determinación. Sofía Gala hace que todo esto emane de un modo muy natural de Alanis, aunque el otro gran mérito es el muy detallado guión que Berneri co-escribió con Javier Van Couter, guionista de Historia de un clan, Aire libre, y guionista y director de Mia.

Hasta tal punto es importante el cuerpo de Alanis que muchas veces es el elemento central alrededor del cual se organiza el cuadro cinematográfico, en el centro y en los costados del plano, como destacando y reforzando su presencia. La acertada fotografía de Luis Sens recurre a encuadres dentro de otros encuadres, con cabezas que cortan el plano, y a no usar tanto el primer plano para transmitir sentimientos. Porque el cuerpo también habla y a veces dice mucho más que un rostro. La iluminación es realista, igual que el diseño de arte y el registro del sonido, por eso sin ser un documental Alanis igual tiene un aire documental – algo parecido pasaba en Un año sin amor y en Por tu culpa.

Hay una escena de sexo, nada pudorosa y a la vez nada sensacionalista, que es particularmente efectiva para mostrar el punto de vista desde donde mira Berneri. Se trata de cuando Alanis tiene sexo con un cliente un tanto maltratador y un poco abusivo. Un hombre que cree que la puta es un pedazo de carne, una muñeca inflable viva, que está ahí tirada para que él haga lo que quiera. Lo que él no se imagina es que si esa puta empieza a dominar el juego sexual, si impone su voluntad y toma la sartén por el mango, entonces quizás a él ya ni le interese jugar. Es más, hasta quizás se quiera ir. Es que se suponía que tenía que ser al revés: hombre domina mujer. En Alanis eso no es siempre así.

Alanis (Argentina, 2017). Puntaje: 8

Dirigida por Anahí Berneri. Escrita por Anahí Berneri, Javier Van De Couter. Con Sofia Gala Castiglione, Dante Della Paolera, Dana Basso, Silvina Sabater, Carlos Vuletich, Estela Garelli, Santiago Pedrero. Fotografía: Luis Sens. Música: Nahuel Berneri. Montaje: Delfina Castagnino, Andrés Pepe Estrada. Dirección de arte: Fernanda Chali. Sonido: Catriel Vildosola. Duración: 82 minutos.