Jackie, de Pablo Larraín

Dos balazos, uno en el cuello y otro en la cabeza, le quitaron la vida al presidente John Fitzgerald Kennedy el 22 de noviembre de 1963 a las 12:30 pm en Dallas, Texas, mientras realizaba una visita política y recorría la ciudad en una limusina descapotable junto a su esposa Jackie Kennedy, el gobernador Connally y su esposa. El primer balazo hace que Kennedy comience a ahogarse, el segundo destruye el cráneo y pedazos del cerebro caen sobre el convertible. En un acto de desesperación absoluta y salpicada de sangre, Jackie intenta recoger los pedazos para ponerlos en la cabeza de su esposo. Media hora después, Kennedy muere en el Parkland Hospital.

Esa escalofriante secuencia tantas veces vista, primero por televisión en vivo en todo EEUU y después repetida para todo el mundo, es recreada meticulosamente, como si fuera parte de un policial violento y demente, en Jackie, la primera película estadounidense del director chileno Pablo Larraín (Tony Manero, No, El club, Neruda), protagonizada por Natalie Portman, con Caspar Philipson como J.F.K, y Peter Sarsgaard como Bobby Kennedy. Contra todo prejuicio, volver a representar ese horror no tiene nada de gratuito. No se intenta jugar con el morbo del espectador. Se trata de que el espectador entre en la piel de Jackie, realmente se aproxime a ese horror, «sienta con» Jackie en vez de «verla sentir».

Porque la nueva película de Larraín no es una crónica fría de los hechos, un retrato aséptico, o una reflexión impersonal sobre el sufrimiento de la primera dama. Se trata, en cambio, de mostrar a Jackie Kennedy en distintos planos, todos superpuestos, y bien de cerca. Es decir, como una inteligente y sensata mujer de la política, una viuda como tantas otras que atraviesa un duelo de un dolor indescriptible, una persona herida de por vida, en shock y a punto de quebrarse, pero también dueña de una capacidad de control y un pragmatismo a toda prueba. Por otro lado, están los días felices y los encuentros con artistas y personalidades de la cultura, los momentos cotidianos con su querido esposo, y su muy recordado tour televisivo de la Casa Blanca, redecorada por ella misma.

De hecho, el tour de la Casa Blanca es uno de tres ejes narrativos que se entrecruzan y muy eficazmente van y vuelven en el tiempo, sin los convencionales flashbacks, para así construir un escenario muy cambiante, con varios niveles y matices. Los otros dos ejes son la famosa entrevista que Jackie le concedió, una semana después del asesinato, a Theodore H. White, de la revista Life, y la recreación del asesinato junto con una ficcionalización posible de los días posteriores. Con calculada exactitud, un ritmo bien dinámico, un tono casi siempre contenido pero ocasionalmente explosivo, y muy buen pulso dramático, Larraín cuenta una gran historia pública e íntima a la vez que nunca antes fue mostrada desde esta perspectiva.

Y cuenta con una intérprete extraordinaria, eso ya se sabe. Nominada al Oscar a Mejor Actriz (que ganó Emma Stone, sin merecerlo tanto), Natalie Portman no “hace de” Jackie, sino que “es” Jackie. Pero no de un modo mimético, no busca ser una copia perfecta e inanimada del original. Claro está que en su aspecto, su voz, y sus gestos se parece (y mucho) a Jackie Kennedy, pero hay un gran trabajo personal de la actriz que va mucho más allá de una recreación superficial. Ese trabajo es darle un alma muy viva, una presencia singular y compleja, a un personaje que bien podría haber sido un bosquejo simplista o una caricatura obvia.

Jackie, la película, es esencialmente un detallado estudio de personaje. Por extensión, también es una inteligente mirada sobre una mujer aguerrida y vulnerable que lucha (y muchas veces gana) por tener voz y voto dentro de una clase política donde los hombres son los que toman las decisiones que realmente importan. En este sentido y de un modo muy amplio, se podría decir que Jackie es una película feminista. Pero no es una película de slogans, consignas, o alegatos. Tampoco es cine político de denuncia. Todo lo contrario.

Es, ni más ni menos, una película sobre una mujer de carne y hueso atrapada en circunstancias espantosas que podrían destruir hasta al más fuerte de los hombres. Una mujer que, muy a su pesar, tiene que luchar por mantenerse en pie cuando el mundo a su alrededor podría derrumbarse en cualquier momento.

Jackie (Estados Unidos, Chile, Francia, Hong Kong, 2016). Puntaje: 8

Dirigida por Pablo Larraín. Escrita por Noah Oppenheim. Con Natalie Portman, Peter Sarsgaard, Greta Gerwig, Billy Crudup, John Hurt, Richard E. Grant, John Carroll Lynch, Beth Grant, Max Casella, Caspar Phillipson. Fotografía: Stéphane Fontaine. Música: Mica Levi. Montaje: Sebastián Sepúlveda. Diseño de producción: Jean Rabasse. Duración 100 minutos.