Invasión Zombie

Cualquier fan del cine de terror sabe lo difícil que es hacer una película de zombies decente. Es que es un subgénero que ha sido tan usado y abusado que ya nadie se sorprende con nada. Sobre todo porque muchas nuevas películas reciclan lo ya visto sin nada de imaginación. O incluso sin la calidad técnica y estética mínimas como para que sean disfrutables. Cuando lo original brilla por su ausencia y las fórmulas están mal ejecutadas, estamos frente a un callejón sin salida.

Sin embargo, del año 2000 a estar parte hay algunas honrosas excepciones, tales como la saga de Resident Evil (cuya parte 6 se estrena en breve), que introduce algunas novedades y abunda en enérgicas escenas de acción y suspenso, o sea un cine de zombies donde lo que importa es el gran espectáculo. Por otro lado, el británico Danny Boyle hace la demoledora Exterminio (2003), que con un registro mucho más realista y personajes de carne y hueso bien desarrollados, tiene tanto de drama como de terror – y una mirada pesimista como pocas.

En el 2004, Zack Snyder filma con considerable destreza la remake de El amanecer de los muertos (1978), de George Romero, el padre padrone de los zombies contemporáneos. Aunque no tiene la carga ideológica de la original (ni desea tenerla), como entretenimiento de primera línea está más que bien. Es Hollywood, pero es un Hollywood con méritos de sobra.

La española REC (2007), de Jaume Balagueró y Paco Plaza, fue una genial sorpresa que hizo que otra vez los zombies realmente diesen miedo y que el recurso de la cámara en mando en primera persona del singular volviese a tener sentido. REC 2 (2009) no llega al mismo nivel, pero hasta cierto punto funciona bien.

Y ahora, después de ser presentada fuera de competencia en Cannes y de haber ganado el premio al mejor director y a mejores efectos especiales en Sitges, de Corea del Sur llega Invasión Zombie (cuyo título original es Tren a Busan), dirigida por Yeon Sang-ho, quien antes era director de cine de animación – de hecho, Seoul Station, su película anterior, también es de zombies y es una precuela de Invasión Zombie.

Ni bien tuvo su estreno en Cannes, Invasión Zombie ha sido aclamada por el público y la crítica en todo festival y circuito comercial donde se ha exhibido, a punto tal de haber sido vista por 1/5 de la población total de Corea. También fue vendida a más de 150 países y en Hong Kong se convirtió en la película asiática más taquillera de la historia. A nivel mundial, recaudó casi 90 millones de dólares. Es de esperar que en Argentina también tenga el recibimiento que se merece.

Para empezar, Busan es la palabra clave. Porque Busan significa dos cosas: a) la ciudad de destino a la que un padre divorciado lleva a su hijita para reencontrarse con su madre, y b) la ciudad de destino a la que intentan llegar los pasajeros de un tren que viaja a toda velocidad para huir del apocalipsis zombie. Esta alternancia entre lo más personal y lo más global crea suficiente suspenso y preocupación por cada personaje por separado y por todos al mismo tiempo.

Porque para Seok-woo (Gong Yoo), padre egocéntrico y adicto al trabajo, la tarea de llevar a su hija Su-an (Kim Su-a) a ver a su madre es una promesa que no puede dejar de cumplir. No solo porque sea el cumpleaños de hija, sino más que nada porque alguna vez tiene que cumplir sus promesas y hacer algo por alguien que no sea él mismo. Aquí está, entonces, el aspecto más sentimental que da lugar a un clásico y sentido melodrama con todos sus típicos ribetes y clichés varios. Hasta se podría decir que es un melodrama que ocasionalmente es bastante angustiante. Padre y la hija son los personajes con más carnadura, y en gran medida la catástrofe se narra desde y a través de ellos.

Por otro lado, el grupo de sobrevivientes reúne personas muy distintas entre sí, tal como el subgénero manda. Hay un maquinista muy atemorizado, unos cuantos jóvenes y despreocupados jugadores de béisbol, un linyera también bastante miedoso, un hombre fornido y valiente con su dulce esposa embarazada, dos amables señoras ya grandes que son hermanas, y un deleznable y desalmado ejecutivo de la compañía de trenes. Todo un microcosmos y una metáfora de una buena parte de la sociedad coreana que hace lo que puede con lo que tiene para sobrevivir en tiempos de un capitalismo feroz que todo lo devora.

El tren de alta velocidad parte de Seúl hacia Busan, ciudades separadas por unos 400 km que deberían ser recorridos en poco más de una hora, aunque con la idea de pedir ayuda los pasajeros deciden hacer una parada intermedia. Claro que nadie sabía que en esa estación que parecía desierta el panorama zombie era todavía peor que en el tren. Y eso ya es decir bastante.

Porque justo antes de dejar Seúl, una mujer infectada sube al tren, sin que nadie se dé cuenta. A los pocos minutos, con el tren ya en movimiento, la mujer irremediablemente se convierte en zombie y empieza a atacar a los desprevenidos pasajeros. Y ya se sabe la capacidad de multiplicarse que tienen los muertos vivos. Para peor, los zombies acá son muy veloces, realmente forzudos, y muy ágiles. Aunque también solo se movilizan y atacan cuando pueden ver a los humanos, y generalmente se guían por ruidos y sonidos varios.

Lo que se plantea como alegoría social es bastante conocido, pero no por eso menos relevante: ante una catástrofe mundial podrían ocurrir dos cosas. A) la humanidad se salva gracias a hermanarse y defenderse en conjunto, o b) el mundo entero se transforma en un sálvese quien pueda y la salvación depende exclusivamente de la suerte, astucia, y privilegios de las partes.

Como en la serie The Walking Dead, lo más peligroso que tiene el apocalipsis zombie no son justamente los muertos vivos, sino los humanos que sin querer o queriendo pueden llegar a ser muy torpes, individualistas, mezquinos, y traidores. Esto no es nada nuevo y es obvio que Invasión Zombie tiene influencias de otras películas, pero estas influencias no son caprichosas sino que sirven para crear algo distinto, no para plagiar lo ya hecho.

Hay un punto de vista general un tanto desolador, que Yeon Sang-ho reitera y enfatiza de modos diversos, tanto en el discurso como en las acciones y reacciones de sus personajes. Sin caer en el nihilismo, Invasión Zombie es una película con momentos bien pesimistas, pero también hay sacrificio por los demás, coraje y entrega. Esa tensión entre luz y negrura está perfectamente equilibrada, aunque a veces pareciera que el péndulo deja de oscilar y se queda fijo de un lado o del otro.

Como si tratase del mejor cine de Hollywood, el de las superproducciones inteligentes, Invasión Zombie tiene muchas escenas de alta tensión, secuencias enteras cargadas de adrenalina, proezas técnicas e impresionantes efectos espaciales, un clima casi constante de claustrofobia, y un ritmo in crescendo con apenas algunas zonas de reposo y algo de un humor nervioso. Ni hablar de la originalidad de una de las primeras escenas que tiene a un inolvidable ciervo-zombie como protagonista.

De hecho, el ciervo-zombie es la mejor presentación posible de lo bien utilizados que están los efectos especiales. Es apenas una muestra pero anuncia lo que está por venir. A saber hordas de zombies enloquecidos que muchas veces son interpretados por actores y otras tantas son creados con CGI, siempre muy bien pegados – casi no se ven las costuras- en un mismo plano. A medida que el relato avanza, los efectos son cada vez más diversos y sofisticados, pero todos están dentro de una misma estética con una fotografía increíble en su calidad técnica y su expresividad.

Por éstas y otras razones, Invasión Zombie es un todo acontecimiento dentro del panorama del cine de terror contemporáneo. Y es entretenimiento garantizado. Más no se puede pedir.

Invasión zombie (Train to Busan, Busanhaeng, Corea del Sur, 2016). Puntaje: 9

Dirigida y escrita por Yeon Sang-ho. Con Yoo Gong, Soo-an Kim, Yu-mi Jung, Dong-seok Ma, Woo-sik Choi, Sohee, Eu-sung Kim. Fotografía: Lee Hyung-deok. Música: Jang Young-gyu. Montaje: Yang Jin-Mo. Duración: 118 minutos.