
Es mejor saber poco y nada acerca de la trama de Crónicas de una santa errante, ópera prima de Tomás Gómez Bustillo, protagonizada magistralmente por Mónica Villa como Rita, en un registro un tanto retraído pero muy expresivo a la vez, en el que importan más los gestos y miradas curiosas que la declamación y los actos ampulosos.
Basta con saber que se desarrolla hoy en día en un pueblo pequeño rural como tantos otros en el cual habita Rita, una mujer creyente que trabajó toda su vida y necesita (en serio) ser reconocida de una manera muy especial: como una santa. Hará esto y lo otro para conseguirlo – quizás hasta haya un milagro (o no), pero un incidente muy poco feliz va a cambiar para siempre su existencia.

Bustillo construye con sutilezas y picardía un retrato de un puñado de lugareños en sus quehaceres cotidianos, lo que más que nada significa hablar, hablar y hablar de todo y de todos. Rita, en su disimulada soledad, presta mucha atención, pero habla apenas lo justo y necesario. Su marido, aburrido y lánguido, habla todavía menos. Bustillo sabe dirigir a sus intérpretes con naturalidad y espontaneidad, nada se siente forzado ni impostado. Y en esta película eso importa muchísimo, considerando las sorpresas fantásticas (literalmente) que van a aparecer.
¿Qué dirán los otros de uno cuando uno está pero no está? Los pocos secretos bien guardados quizás sean revelados, los sentimientos no mostrados tal vez finalmente sean expresados, casi sin querer. Y el viaje de Rita por aquí y por allá promete ser todo un aprendizaje, para bien y para mal. No ser vista por otros, pero poder verlos puede ser una bendición. Un milagro tan deseado no vendría nada mal – no importa cómo ocurra. Pero es lo inesperado lo que va a determinar las curvas de un camino zigzagueante.

Con un sentido del humor asordinado y una mirada lúdica y melancólica, Bustillo transforma lo costumbrista en algo nuevo y así despliega un otro pequeño universo distinto a lo mimético de lo real. Con una puesta en escena moderadamente minimalista y un aguzado sentido plástico para la fotografía, sumado a un uso muy inteligente del sonido, Crónicas de una santa errante hace de lo común y corriente algo extraordinario y muy humano.
Muy distinta a tantas otras películas nacionales, la ópera prima de Bustillo tiene un brillo propio y un magnetismo de otro mundo – tanto en la vida como en la muerte.