Los delincuentes, de Rodrigo Moreno

Película inusual la de Rodrigo Moreno, Los delincuentes. Comienza con robo a un banco no particularmente extraordinario, luego deriva hacia una historia romántica (con triángulo amoroso incluido), en el interín hay un registro poético y muy bello del Buenos Aires de los 70, sigue con un drama carcelario para, más tarde, virar hacia una suerte de western y antes evoca el espíritu de la Nouvelle Vague – no sin dejar de lado un noir argentino. La resignificación de estilemas de grandes autores del cine universal es diversa: están Robert Bresson, Abbas Kiarostami, Reinor y un par más que un buen cinéfilo reconocerá casi de inmediato.

Suena a pastiche caprichoso, lo sé, pero es todo lo contrario: no se notan las costuras entre géneros y estilos, todo tiene una razón de ser, una lógica impecable, las referencias no están vacías de sentidos y el espectáculo entero es tan seductor como hipnótico. Y eso que dura 189 minutos.

Morán (Daniel Elías) es tesorero de un banco del microcentro, un banco como cualquier otro. Harto de su existencia gris, en una tarde como tantas otras se lleva unos 65.000 dólares de la bóveda. Luego se contacta con un amigo, Román (Esteban Bigliardi) y le propone un “negocio”: que le guarde el dinero durante los tres años y medio que él pasará en la cárcel ya que se va a entregar a las autoridades. Tres años y medio duraría su condena y luego ya podría gozar de su libertad. Y 650.000 dólares equivale a los sueldos que ambos percibirían por el resto de sus vidas hasta jubilarse.

 El sueño de vivir sin trabajar podría llegar a ser una feliz realidad. De ahí en más es mejor no saber nada. Gran parte del disfrute de Los delincuentes está en las sorpresas de un devenir zigzagueante. No hablo de sorpresas extraordinarias que nos obnubilan, sino de aquellas que son más bien pequeñas, moderadas, pero que sin embargo pueden cambiar el rumbo de una o varias vidas; es eso que pasa cuando se transita el territorio de la deriva.

Me gustó mucho cómo los afectos de los personajes van aflorando según el rumbo de sus historias y cómo aparecen matices que construyen capas en profundidad. Pensé que iba a ser una película con la trama como gran protagonista y resultó ser todo lo contrario. En un punto dado y sin que uno se cuenta aparece un aire rohmeriano que expone eso que es aparentemente trivial pero que de hecho es trascendental. Moreno hace magia para fundir la trama con sus subtramas – o quizás sean todas tramas, es difícil de saber. Sea como fuere esta voluntad de conceptualización es irrelevante. Los delincuentes siempre va un poco más allá de lo que se espera y de lo clasificable con facilidad.

Que se basa muy libremente en el clásico Apenas un delincuente, de Hugo Fregonese, salta a la vista. Se agradece que la inteligencia de Moreno haya ideado una nueva película – no una remake, ni una nueva versión adaptada a los tiempos que corren, ni nada que se le parezca. Los delincuentes es algo totalmente nuevo con una narrativa y una estética muy, muy poco frecuente en el cine nacional contemporáneo. Una maravilla.