
Después de la aburridísima Jigsaw y la inocua Espiral, poco y nada se podía esperar de una nueva entrega de la franquicia del torture porn por excelencia. Sin embargo, Saw X logra revivir cierta monstruosa vitalidad e inaugura una colección de nuevas torturas y muertes – hasta creería que son de lo más cruentas de toda la saga. A diferencia de las últimas entregas, Saw X es tensa y densa, y sus personajes, si bien son genéricos, logran despertar nuestra antipatía. A decir verdad, los preferimos muertos antes que vivos. Esta vez estamos del lado de Jigsaw.
Saw X no es una secuela ni tampoco una precuela, sino que transcurre en un tiempo imaginario entre la primera y la segunda película, lo cual es un acierto: es mejor ir al pasado para narrar una nueva historia con John como protagonista y motor de estos baños de gore. Creo que la saga perdió impacto no tanto por la repetición, sino por su muerte. Su esposa y el detective nunca fueron muy interesantes, menos aún realmente amenazantes. Así se fue perdiendo lo ominoso. Ahora que el justiciero/vengativo John ha retornado, vuelve la oscuridad más desoladora.

Pero John está cansado y muy enfermo. No tiene mucha esperanza en sobrevivir al cáncer. Hasta que se entera de que hay un procedimiento quirúrgico experimental que podría curarlo. Se lleva a cabo en la clandestinidad, conlleva grandes riesgos y no está aprobado por ningún científico. Nada de esto le importa, así que viaja a México a encontrarse con los médicos que estarán a cargo del tratamiento y la cirugía. Más temprano que tarde se va a dar cuenta de que todo es una gran estafa para aprovecharse de enfermos terminales. Su furia se desata, otra vez. Que empiece el juego.
Si bien la trama no es impredecible, eso no es un problema. Porque disfrutamos al ver que lo que pasa es lo que ansiosamente esperábamos que pase. No saber cómo van a ser las muertes, pero sí sabemos quienes van a ser los muertos, y eso nos genera expectativas malsanas. Bienvenidas sean.

Creo que el único problema significativo que tiene Saw X son sus últimos veinte minutos, desenlace incluido. Porque aparte de torture porn esta última entrega también es una suerte de thriller y no necesitaba otra/s vueltas de tuerca que se suponen efectivas pero en realidad solo diluyen buena parte de la tensión y su naturaleza ominosa. No se puede tirar tanta carne al asador a último momento.
Dejando eso de lado, la película satisface las expectativas que genera y nos muestra a un John más humano, de ahí que nos despierte empatía. Para los que aman el torture porn, éste es un hermoso festival.