Slumber Party Massacre, de Danishka Esterhazy

Es difícil entender por qué The Slumber Party Massacre es una película que tuvo tanto éxito de público. Porque este slasher de 1982  ni siquiera está a la altura de los slashers más elementales de esa década.  Sin suspenso, sin sustos y casi sin gore, The Slumber Party Massacre es tan aburrida que se hace eterna. Y eso que dura apenas 76 minutos. Uno diría que no es mucho lo que se podía esperar de una remake.

Pero resulta que Slumber Party Massacre no solo supera con creces a la versión original,  sino también está muy por arriba de muchos slashers, los de antes y los de ahora.

Dirigida por la canadiense Danishka Esterhazy, Slumber Party Massacre toma la premisa original aunque construye una trama diferente en clave paródica y metanarrativa, en su justa medida. No por eso falta el terror, siempre un poco juguetón, pero truculento a la vez.  Gore hay mucho y algo de camp también. Tan pasatista como inteligente, esta remake prueba que a veces una nueva mirada es lo que faltaba.

Hay un prólogo en los años 80 en el que conocemos al asesino del taladro, quien mata por matar, con crueldad y sin culpa. Vemos cómo un grupo de chicas son masacradas una por una, tal como el género lo pide, hasta que queda una sola sobreviviente y el asesino serial desaparece. Una gran elipsis nos traslada a otra década, nuestra sobreviviente ahora es madre de una adolescente y no puede olvidar el baño de sangre que la marcó para siempre.

Nada podría ser peor que su hija esté peligro y eso es exactamente lo que pasa cuando se va a pasar un fin de semana con sus amigas en una cabaña aislada …en el bosque.

Por un lado, Slumber Party Massacre respeta los clichés narrativos e icónicos del género. Lo que sabemos que va a pasar, pasa. Lo que imaginamos que vamos a ver es lo que vemos. Pero pronto llega el momento en el que los subvierte y se ríe de sus incongruencias y su falta de verosimilitud. Nosotros también nos reímos, pero no siempre. También nos inquieta ver a estos personajes en sus peores circunstancias. Es cierto que son estereotipos, pero subvertidos.

Porque estas chicas saben defenderse y no toman muchas decisiones estúpidas, apenas las necesarias para honrar al género y después burlarse con mucha ironía.  Su presencia en la cabaña del bosque no es inocente. En el momento justo vamos a saber por qué no. Una premisa que parece ser muy previsible cambia su sentido. Ya sabemos quién es el asesino desde el comienzo de la película. Nos resta saber qué ocultan estas chicas.

También hay chicos, todos jóvenes, musculosos, hermosos. Pero, sobre todo, son tontos. Por eso no sorprende que sean presas tan fáciles. Están tan ensimismados con ellos mismos que del peligro se acuerdan cuando tienen tiempo. Uno de ellos es menos tonto que los demás y confía en las chicas poderosas para no terminar muerto. Dicen que mejor tarde que nunca. Pero, acá, tarde es tarde. 

Cuando uno ya estaba seguro de que la escena de la ducha de Psicosis  se había agotado con tantas citas y referencias, Slumber Party Massacre demuestra que todavía se le puede dar una vuelta de tuerca. Hermosa sorpresa. La pijamada de los chicos también pone en juego a los cuerpos. Hacía falta una mirada femenina. Gracias,  Danishka Esterhazy.