La favorita, la nueva película del griego Yorgos Lanthimos, fue nominada a diez premios Oscar – incluyendo mejor película, mejor director y mejor guión. Y ganó solamente uno. Fue para la deslumbrante Olivia Colman, quien interpreta a la reina Anne de Inglaterra con una gama de matices tan sutiles como elocuentes. Pero La favorita merecía más que el premio a mejor actriz, bien podría haber sido la mejor película. En cambio, la Academia premió a la muy previsible y formulaica Green Room. Igual, a esta altura no debería sorprender que los Oscars no le hagan justicia al cine.
Después de Colmillos, Alps, Langosta y El sacrificio del ciervo sagrado – las películas de Lanthimos estrenadas en Argentina, fuera y dentro del circuito comercial – el autor griego hace una película de época que no tiene nada de antiguo. Sin traicionar al espíritu de los tiempos que retrata, La favorita es clásica y moderna a la vez. Porque sus juegos de poder, intrigas palaciegas y romances de alcoba bien podrían suceder aquí y ahora. Más allá de sus particularidades, estos temas son universales y Lanthimos los aborda desde una mirada apasionada – algo nuevo en un director de películas de un tono seco, frío.
Olivia Colman es una reina enferma, física y mentalmente, quien gobernó Inglaterra durante los comienzos del siglo XVIII, y es una figura que, aunque tenga voz y voto, poco influye en el destino del país. Es que gran parte de sus decisiones son “sugeridas” por Lady Sarah Churchill (Rachel Weisz), casada con Lord Marlborough, el comandante en jefe del ejército británico, quien está al frente de la guerra contra Francia. Una guerra que, en gran medida, es fruto de los intereses personales y políticos de Sarah, quien también se ocupa de muchos otros asuntos nacionales e internacionales. Ella es, entonces, la favorita de la reina.
Hasta que aparece Abigail (Emma Stone), la prima de Sarah. Joven aristócrata venida a menos (su padre perdió toda su fortuna jugando a las cartas), Abigail necesita un trabajo urgente como sirvienta en la corte. Trepadora por necesidad o naturaleza – eso poco importa – la joven comienza trabajando como sirvienta, pero pronto pasa a ser doncella de la reina gracias a sus encantos y a su talento para la manipulación. Así, Sarah se enfrenta a un desafío que no imaginaba. Y es que no hay espacio para dos favoritas. Una de los dos tiene que pasar a un segundo lugar. Claro que ninguna está dispuesta a hacerlo.
Así, dentro del molde de la película de época hay otros géneros que vertebran La favorita: el (melo) drama y la sátira; y están tan, pero tan bien entrelazados que es imposible ver las costuras. Dentro de una misma escena, con apenas un cambio de plano o de línea de diálogo, se pasa de lo delirante a lo desgarrador y viceversa. Con sus estados de ánimo tan fluctuantes, estos personajes están muy vivos. Sus conflictos están a flor de piel, aunque las tres mujeres adopten máscaras que oculten, en parte, quienes son. Más allá de la lucha por el poder, de cómo la balanza se inclina a favor de uno o del otro, hay algo que siempre une a las tres mujeres: un destino de soledad e infelicidad. Es que tarde o temprano sus propias intrigas les juegan en contra, y el mundo de hombres en el que habitan no es de lo más amable. Incluso la historia de amor entre Sarah y la reina es una historia que puede desvanecerse de un día para otro – y eso que es una historia de larga data. Pero … ¿Es realmente amor? ¿Cuán confiables son los afectos cuando hay tantos intereses de por medio? ¿Cuánto amor puede dar o recibir una reina que perdió diecisiete hijos y que intenta reemplazarlos con conejos como mascotas?
Como María Antonieta (de Sofía Coppola), Elizabeth (de Shekar Kapur) y Barry Lyndon (de Stanley Kubrick), La Favorita rechaza las convenciones del cine de época más tradicional (y, por suerte, ya pasado de moda) que erróneamente asume que la solemnidad, incluso la rigidez, son imprescindibles a la hora de la representación – como si las personas en la Inglaterra del siglo XVIII fueran estatuas de cera de un museo. Por eso, aquí la reina Anne, Sarah y Abigail son personajes completamente contemporáneos. De Barry Lyndon, aparte de lo satírico, también está el muy seductor uso de luz natural, cuando los rayos de sol atraviesan las ventanas del palacio, o también la luz de las velas, que ilumina los rostros bien entrada la noche.
Filmada en 35 mm, La favorita alterna planos compuestos con clasicismo y equilibrio con otros con perspectivas distorsionadas propias del gran angular y del ojo de pez, la cámara es muchas veces estática y hasta quizás distante, pero de repente empieza a deslizarse entre las enormes cocinas, las grandes escaleras de madera, los corredores con sus ecos, hasta llegar a las alcobas más privadas, donde se dirimen cuestiones personales que también son políticas. Es verdad que la sofisticación estética de La Favorita es comparable a la de Barry Lyndon, pero los personajes de La favorita no tienen la gelidez y el retraimiento que sí tienen los de Barry Lyndon. Todo lo contrario.
La reina Anne de Olivia Colman es una especie de bufón triste, ingenua y absorbida por su sufrimiento, que se queja como una niña consentida, pero que también tiene conciencia del desamor que la rodea y de todo lo que perdió para no recuperar nunca más. Es, al mismo tiempo, una mujer adulta que vive en pena porque no resigna a su suerte. Aunque sepa que no pueda cambiarla. Es una mujer siempre desesperada con quien es imposible no empatizar. Claro que uno tampoco querría tenerla cerca.
Por su parte, la Abigail de Emma Stone es una especie de Eve Harrington, como Anne Baxter en La malvada, quien se mueve sigilosamente, con cara de angelito, pero con garras feroces y un temperamento de acero. Sin embargo, tampoco sus muchos recursos van a ser suficientes para ganar todas las batallas. Es que Sarah es una mujer de armas tomar y Rachel Weisz sabe cómo transmitir cada una de las capas de un carácter tan impredecible como calculador. Lo curioso, o no, es que Sarah tiene un amor genuino por Anne, hay una devoción que no parece ensayada. Aunque esto no quita que también, o sobre todo, quiera usufructuar el poder de la reina para su propia conveniencia. Es que así son los vínculos en La favorita.
Acompañada por una melancólica sonata de Schubert, la escena del final es desoladora. Porque aunque se haya recorrido un largo camino, lo cierto es que nada cambió. Es que hay prisiones de las que nunca se puede escapar.
La favorita (The Favourite, Irlanda, Inglaterra, EEUU, 2018) Puntaje: 9.
Dirigida por Yorgos Lanthimos. Escrita por Deborah Davis, Tony Mc Namara. Con Olivia Colman, Emma Stone, Rachel Weisz, Nicholas Hoult, Mark Gatiss. Fotografía: Robbie Ryan. Montaje: Yorgos Mavropsaridis. Duración: 119 minutos.