Mocha, de Francisco Quiñones Cuartas y Rayan Hindi

“Cuando pensamos junto a lxs estudiantes de Mocha Celis en la necesidad de realizar un documental de la escuela, rápidamente surgió la palabra “visibilización”. La idea fue mostrar el trabajo que se realizaba en el Bachillerato trans, así tendríamos una herramienta para replicar la experiencia de la primera escuela pública, laica, gratuita y con perspectiva de género del mundo, cuya necesidad es importantísima para la inserción de las personas trans, históricamente expulsadas del sistema educativo, laboral y de salud”, dice Francisco Quiñones Cuartas, co-director con Rayan Hindi del documental Mocha Celis, que retrata una institución única en el mundo: el Bachillerato Trans Mocha Celis (Bachi), creado en 2012, la primera escuela del mundo laica y gratuita con perspectiva de género, que está orientada, aunque no de forma excluyente, a personas trans, travestis y transexuales.

Ganador del Gran Premio del Jurado en el Festival Asterisco 2018 y del mismo premio en el Rio Festival de Gênero & Sexualidade no Cinema de Río de Janeiro, Mocha es una creación colectiva de las y los estudiantes del Bachi, lo que lo hace doblemente valioso. Porque si bien el documental está dirigido por Quiñones Cuartas (también director del Bachi) y Rayan Hindi, el guión fue escrito de forma mancomunada por lxs estudiantes, de modo tal que ellxs mismos eligieran los modos de representación de las singularidades de sus identidades. A la vez, aparte de reflejar situaciones particulares por medio de sus testimonios, Mocha brinda un panorama de las problemáticas más comunes que enfrentan las personas trans a través de ficcionalizaciones actuadas por distintos alumnas y alumnos.

En un mundo ideal, las personas trans podrían estudiar en cualquier tipo de escuela sin tener que sufrir ningún tipo de discriminación y maltrato. Pero ese mundo no existe. O, al menos, no todavía. Por eso, mientras tanto, el Bachi es un lugar de no solo de educación, sino también de contención y afirmación de las identidades propias. Es un espacio que marca una enorme diferencia a favor de poder acceder a mejores posibilidades en el terreno laboral. O, simplemente, en el terreno social en general. También es una opción válida para estudiantes trans que, si bien podrían estudiar en establecimientos relativamente amigables, por así decirlo, eligen hacerlo en un lugar donde se pueden vincular con pares con los que comparten más intereses y afinidades.

En este momento hay más de 130 estudiantes, incluyendo personas trans y no trans, por lo que es evidente que la palabra “diversidad” no es un mero concepto. Del total de los estudiantes, aproximadamente un 40% son trans, mientras que el resto está conformado, entre otros, por descendientes de afro-indígenas y personas que habitan asentamientos urbanos cercanos. El Bachi tiene un plan de estudios de 3 años con el título oficial de Bachiller Perito Auxiliar en Desarrollo de las Comunidades, y también ofrece la articulación para terminar de los estudios primarios. Con un emprendimiento tan importante, ¿qué mejor idea que realizar un documental que lo retratara?

Tal como dice Quiñones Cuartas, la visibilización es lo que más importa. Porque si bien es verdad que hubo avances importantes en los últimos años – entre otros, la Ley de Identidad de Género y una aceptación más natural por parte de la sociedad – , también es cierto que desde el comienzo de la presidencia de Mauricio Macri hasta el presente los ataques a miembros de la comunidad LGTBQI han crecido y los derechos conseguidos no siempre pueden ser ejercidos. Basta preguntarle a las organizaciones no gubernamentales y otras organizaciones afines. No debería sorprender: un gobierno que desprecia la diversidad y rechaza las sexualidades “no convencionales” (como si eso hubiera existido en algún momento) envalentona a sus ciudadanos más reaccionarios, que no son pocos, a expresar todas sus fobias y su odio. Por eso, hoy más que nunca, es esencial mostrar que las diferencias están vivas, del mismo modo que está viva la lucha para que todas y todos sean considerados sujetos de derecho.

Quienes empezamos a frecuentar la escena LGBTQI durante los ’80 y los ’90 recordamos claramente que la visibilización era considerablemente invisible. Y lo que no se ve, no existe. Y si un día se lo ve, no se lo respeta. Estereotipos, burlas y prejuicios eran moneda corriente. En el caso de las personas trans, la situación siempre ha sido peor. Son las personas más vulnerables y vulneradas del colectivo. Por eso, Mocha, el documental, es una poderosa herramienta para derribar lugares comunes y reemplazarlos por personas con todos sus matices. Y justamente por eso son relevantes los testimonios de sus estudiantes: hablan de su historia y de sus afectos. Y, entonces, están también hablando de su futuro. Que, muy probablemente, va a ser mejor que el de generaciones anteriores.

El nombre del Bachillerato no es casual, por supuesto: Mocha era una conocida travesti tucumana que ejercía la prostitución en el barrio de Flores y que era continuamente acosada por la policía. Hasta que un día fue asesinada con tres tiros en el cuerpo. Nunca se supo quién o quiénes la mataron. Esto, lamentablemente, tampoco debe sorprender. ¿Qué tiene que ver Mocha con un Bachillerato? Mocha no sabía leer ni escribir. Aunque todas y todos creen que le hubiera encantado saber hacerlo. Y hasta estaría orgullosa de ver que esta escuela lleva su nombre. Por eso el final del documental, que imagina a Mocha visitando la escuela, es tan conmovedor.

Y hay otra cosa más que conmueve: la entrevista a la maravillosa Lohana Berkins, activista travesti argentina que defendió e impulsó la identidad transgénero y la visibilización de la comunidad trans. Analítica, brillante y desenfadada, Lohana marcó un antes y un después para sus pares y para muchos otrxs. Su sentido del humor, agudo y certero, no dejaba títere con cabeza; sus reflexiones y sus acciones eran dignas de celebrar. Lohana falleció por problemas de salud en febrero de 2016. Se la extraña. Qué alegría que Mocha también permite reencontrarnos con ella, aunque sea por un ratito.

Mocha (Argentina, 2017) Puntaje: 7

Dirigida por Francisco Quiñones Cuartas y Rayan Hindi. Escrita por los estudiantes del Bachillerato Popular Trans Mocha Celis. Compañía Productora: Groncho. Producción: Rocio Pichirili. Dirección de fotografía y cámara: Sandra Grossi, Ariel Contini. Gaffer: Michel Steinberg. Asistente de Producción: Juan Manuel Mazzano. Dirección de arte, vestuario y maquillaje: María Belén De La Vega. Montaje: Rocio Caliri, Rocio Pichirilli. Corrección de Color: Leandro Motta. Musicalización: TOYBOY. Postproducción de sonido: Gino Gelsi. Diseño gráfico: Martín Gorricho. Animación: Santiago Bugni. Duración: 61 minutos.