Kosice Hidroespacial, de Gabriel Saie

El documental Kosice Hidroespacial, ópera prima de Gabriel Saie presentada en el BAFICI 2016 y ahora estrenada en el cine Gaumont, despliega una mirada tan atenta como curiosa sobre la figura y obra de Gyula Kosice, nacido en la ex Checoslovaquia en 1924, naturalizado argentino y fallecido en abril de este año en Buenos Aires. Escultor, artista plástico, teórico y poeta, Kosice fue uno de los más importantes precursores de la vanguardia del arte cinético y lumínico. De hecho, fue el primer artista en utilizar agua y neón como parte de una obra artística.

Fundador del movimiento Madí, Kosice es el creador de las esculturas hidráulicas, con sus rutas hidroespaciales y sus hidromurales, que utilizan agua y luz como elementos esenciales. También es el padre de una bella utopía urbana, la Ciudad Hidroespacial, porque “el hombre no tiene que terminar sus días en la Tierra”, en palabras del mismo Kosice. Ya aún en vida, había transformado su taller en un museo y siguió haciendo obra hasta sus últimos días.

Kosice Hidroespacial, la película, tiene objetivos muy claros. En primer lugar, permite que el espectador se familiarice con Kosice en tanto artista mientras releva meticulosamente su obra, sus puntos de vista sobre ella y su opinión el significado del arte, en un sentido más amplio. Curadores y críticos dan sus opiniones y así se va dibujando un retrato con muchos matices. Al mismo tiempo, en un nivel más intimista, el documental investiga aspectos más personales, ya dejando un poco de lado al artista. Hay, entonces, elocuentes testimonios de sus seres queridos y sus asistentes, pero también del propio Kosice, quien reflexiona sin prisa ni pausa sobre momentos claves en su vida – tales como qué significó conocer al amor de su vida, su difunta esposa, una mujer fuerte y decidida que siempre lo acompañó y estimuló en todos sus proyectos.

Haciéndole justicia a su objeto de estudio, el muy bien articulado documental de Saie también tiene una forma fílmica bien atractiva. Con una construcción narrativa clásica y sin voluntad alguna de deslumbrar con innecesarias florituras visuales, Saie introduce y exhibe la obra de Kosice de un modo muy y fluido que genera cierta cercanía similar a la que se tendría al estar en un museo. Se ve el conjunto, pero también esa parte que más se destaca. Saie sabe que importan tanto el bosque como el árbol.

Completado unos meses antes de la muerte del artista, Kosice Hidroespacial no deja de observar su estado físico ya un tanto frágil. Pero lo hace disimuladamente, por momentos, como no queriendo dejar de registrarlo como un signo más del tiempo. La cuestión de la muerte, que no está presente en la obra de Kosice, a veces se asoma en el retrato, pero no se queda para ser interpelada. Es que el artista siempre pensó el arte como algo vital que unía al hombre con lo más luminoso.

Gracias a la límpida fotografía de Mariano Suárez y el montaje invisible del propio director, Kosice Hidroespacial hábilmente evoca la belleza de la obra del artista como así también las muchas aristas de su personalidad. Y lo que es aún más importante: da ganas de seguir explorando sus esculturas hidráulicas, con sus rutas hidroespaciales y sus hidromurales. Hasta nos hace pensar que quizás algún hasta habitemos la Ciudad Hidroespacial, aunque ahora parezca un sueño.

Kosice Hidroespacial (Argentina, 2016) Puntaje: 7

Guión y dirección: Gabriel Saie. Con Gyula Kosice, familia, amigos y críticos de arte. Fotografía: Mariano Suárez. Montaje: Gabriel Saie. Producida por Martín Rodríguez Redondo. Duración: 71 minutos.