Este año el Doc Buenos Aires presenta un importante panorama de estrenos argentinos de renombrados directores tales como Gustavo Fontán, que estrena en forma exclusiva su Trilogía del Lago Helado. Las películas de este tríptico, Lluvias, El estanque y Sol en un patio vacío, conforman una especie de “diarios”, en la línea del cine de Alain Cavalier. El resultado es, una vez más, un paso hacia adelanto en la narrativa y la estética de un cine que mira bien de cerca, y así revela la magnitud del detalle. Esta vez, algo que se podría llamar realidad cotidiana es explorado, resignificado y representado, y así se convierte en un nuevo objeto o se revela lo que ya estaba pero no se veía.
En Sol en patio vacío la mirada se posa en dejar la casa en la que se habitó la vida e ir hacia un lugar desconocido; en El estanque hay un recorrido por el mundo cotidiano los espacios y quienes los habitan, y también una reflexión sobre un mundo de personas que están y no están. Por su parte, lluvias una película en forma de diario personal que atestigua los pequeños grandes hechos que simplemente acontecen.
¿Cuándo comenzó empezó a gestarse le proyecto de La Trilogía del Lago Helado?
En el 2013. Estábamos filmando el limonero real y los tiempos se demoraran por las habituales cuestiones de producción, del rodaje mismo, todo típico de estas películas que llevan 3 o 4 años para filmarse. Entonces empecé a plantearme que tenia la necesidad de hacer algo menos mediado, un trabajo más directo de registro y de mirada sobre el mundo. Y entonces comencé, yo solo con una camarita, con una idea que recorriese las tres películas y otra idea para que cada una funcionase autónomamente. Significaba una mirada atenta y muy libre sobre el mundo que me rodeaba. Ver qué tenía de extraordinario lo cotidiano. También, por otro lado, estaba el concepto de la fragilidad, de la inestabilidad de la materia.
¿Cómo las fuiste filmando?
Todas las películas tuvieron un procedimiento en común para ser realizadas: yo filmaba durante un año, con la cámara que elegía para ese año, siempre eran distintas. Filmaba cosas que me rodeaban, y después venía un año y medio de montaje. Pero, también se tenían que diferenciar en sus formas y temas, no podían ser copias. Entonces tenía un procedimiento general y un abordaje singular para cada una.
Hablemos de Sol en un patio vacío
Para mí, acá la fragilidad, la inestabilidad, estaba en la percepción de la materia. En la inestabilidad sensible de los movimientos, una materia que se deshace, que es recuperada, que se desdibuja y que pierde los contornos. La hice con una camarita de fotos bastante primitiva con una idea en mente: solo filmar imágenes que tiemblan.
¿Cómo es una imagen que tiempla?
Una imagen que tiembla es una materia que se desdibuja, que se vuelve frágil y expresiva en su disolución. Una transformación y también la huella que va dejando.
Sol en un patio vacío es la que tiene una mayor tendencia a la abstracción
Sol en un patio vacío es la que tiene una impronta pictórica y, a su vez, tiende a la abstracción. Efectivamente. Es la más abstracta de las tres, es como la recuperación de la experiencia de un viaje, de un moverse, de dejar algo de la vida para asentarse en otra cosa. Es como captar un fragmento extraordinario de luz, de reflejos, de eso que ya está, porque acá no hay nada producido. A la vez, la exploración no es solo físico, sino también es espiritual, aunque no religiosa.
En Lluvias la mirada está sobre un personaje.
Sí, acá se trata de poner el foco en un personaje, con un movimiento en donde había un pequeño suceso que empezaba y terminaba. Es la que más tiene el formato de diario, entonces yo iba eligiendo sucesos que me parecía que eran factibles para ser parte de la película. Como la operación de mi padre y la historia de la viejita que me pide rivotril. El concepto acá es observar la fragilidad de los cuerpos. Que no es sino la fragilidad de la materia, pero acá estamos hablando de la materia humana que está muy ligada a lo vulnerable del hombre y su cuerpo. Usando siempre la estructura de un diario que define y no define al mismo tiempo.
A diferencia de las anteriores, El estanque parte de una adaptación.
Así es. El estanque está basada en Manual para sonámbulos, un texto de Gloria Peirano, que me ofreció hacer una adaptación de su obra. Es la película que repone más la experiencia política, en el sentido más amplio del término. La experiencia política del 2003. Son textos que hablan de la imposibilidad de posarse en el mundo, de estar en un terreno donde no se puede hacer pie. Porque nos habían cambiado las coordenadas de vida y las coordinadas para establecer. Lo que queda es un territorio de sonámbulos. Ésa era la idea: cómo filmar un mundo de sonámbulos, cómo se mira un cuerpo que es pensado como sonámbulo. Porque el sonámbulo tiene algo de estar y no estar, de tener una presencia pero que es muy inestable. Y también hay un estado de fragilidad porque no sabés hacia donde derivan sus acciones.
¿Qué significa un festival como el Doc Buenos Aires?
El Doc Buenos Aires es un festival que ya está muy instalado desde hace años, así que si revisás las ediciones anteriores vas a ver que el documental es un territorio de gran libertad. A diferencia de la ficción, que está más atrapada en las pautas del mercado, el documental tiene cosas muy diversas, es una zona muy amplia. Hay una gran diversidad en las concepciones de lo que entendemos por documental y en sus poéticas de la realidad. Y encontrarse con una producción del mundo y con una producción argentina significa mostrar tantas concepciones como puede haberlas. Porque un documental no solo puede explorar un tema, sino también documentar una experiencia. Estos festivales son los espacios donde todavía se puede ver un cine que entendemos como plural y diverso.