Finalmente llegó al cine la tan esperada versión de La mujer maravilla, de DC Comics, súperheroína que se hizo famosa en la pantalla chica gracias a la entrañable serie de 1975 protagonizada por Lynda Carter. En retrospectiva, la serie se ve ingenua, políticamente correcta y definitivamente camp. Pero también tiene cierta mirada feminista que compensa parte de sus aspectos más conservadores. Para la época y para ser televisión, claramente tenía más méritos que desaciertos. Y era encantadora en su imperfección. Por supuesto, el poder de la nostalgia también ayuda.
Hoy, después de más de cuatro décadas y contra todo prejuicio (consideremos que unas cuantas de las últimas películas de superhéroes, tanto de Marvel como de DC Comics, no han sido precisamente grandes películas) La mujer maravilla protagonizada por Gal Gadot tiene mucho de bueno. Dirigida por Patty Jenkins, quien en 2003 estrenó la nada desdeñable Monster, esta nueva versión es, en gran parte, entretenida; está narrada con habilidad y buen ritmo; y tiene una mirada feminista mucho más acentuada que la de la serie.
Aparte, si bien las escenas de acción, combates y persecuciones no son pocas, no por eso la historia ocupa un segundo lugar. Todo lo contrario. Incluso cuando los muy atractivos efectos especiales en un efectivo 3D llenan la pantalla, siguen siendo los personajes lo que más nos importa. Por eso y por otras tantas cosas, La mujer maravilla del siglo 21 es tan clásica como moderna.
Todo comienza en una remota isla de la Antigua Grecia poblada exclusivamente de amazonas desde los albores del siglo XX. Es un mundo que transcurre sin presencia alguna del exterior, ese otro mundo que nadie conoce – en consecuencia, muchas de las amazonas jamás han visto un hombre. Vemos, entonces, cómo Diana se entrena para ser una gran guerrera desde su niñez hasta su adultez – y ya en estas secuencias unas cuantas buenas escenas de acción.
Aún cuando su madre, la reina Hipólita (Connie Nielsen), quiere proteger a su hija y trata de evitar que se convierta en una guerrera, lo cierto es que su tía Antíope (Robin Wright) sí considera que es indispensable que Diana sepa defenderse. Porque, eventualmente, podría tener que enfrentarse a Ares, el dios de la guerra.
De la nada y en un día como cualquier otro, este paraíso escondido recibe la inesperada e involuntaria visita del mayor Steve Trevor, quien está huyendo de los nazis que, hasta el momento, llevan las de ganar en la Primera Guerra Mundial. Al enterarse de todo esto, Diana decide abandonar la isla e irse con Steve a defender a la humanidad – y nada ni nadie van a poder frenarla.
Dentro del gran marco del fantástico, La mujer maravilla toca también otras cuerdas. Hay un poco de comedia, justo donde tiene que estar; hay una posible historia de amor que apenas florece; hay unos cuantos apuntes feministas nunca forzados; y por supuesto, están las típicas escenas de las películas de guerra. Como puntos en contra, la trama en sí misma, zigzagueante y desenfocada por momentos, no es nada del otro mundo y hasta es predecible. El personaje de Steve Trevor es convincente, pero a veces empalidece frente al de Diana al ser tan genérico.
Por eso La mujer maravilla no es una película pareja y cohesiva de principio a fin. Pero cuando funciona, que es la mayor parte del metraje, funciona muy bien – aunque le sobran unos quince minutos.
Mujer Maravilla (Wonder Woman, Estados Unidos, 2017). Puntaje: 7
Dirigida por Patty Jenkins. Escrita por Allan Heinberg. Con Gal Gadot, Chris Pine, Connie Nielsen, Robin Wright, Danny Huston, David Thewlis, Said Taghmaoui, Ewen Bremner. Guión:. Fotografía: Matthew Jensen. Música: Rupert Gregson-Williams. Montaje: Martin Walsh. Duración: 141 minutos.