La maestra, dirigida y escrita por los checos Jan Hrebejk y Petr Jarchovsky, cuenta una historia con un significado muy propio: claramente no es lo mismo que transcurra en su contexto a que transcurra en cualquier otro. Sin embargo eso no quita que tenga una resonancia universal en cualquier lugar donde la corrupción por abuso de poder sea moneda corriente. Singular y plural a la vez, la última película del prolífico dúo checo transcurre en Bratislava durante la última década del comunismo y es narrada a través de dos líneas de tiempo entrelazadas que se unirán al final.
Por un lado, estamos en el comienzo del año escolar en 1983 y conocemos a María Drazdechova (Zuzana Maurery), una profesora de secundaria que también es la presidenta de la sede local del Partido Comunista y viuda de un oficial militar de alto rango. Cada año recibe a sus nuevos alumnos de un modo peculiar: ella se presenta, les pide a sus estudiantes que se presenten y que digan exactamente de qué trabajan sus padres. Y les dice que es bueno saber qué hace cada uno porque eventualmente podrían colaborar con alguna tarea escolar.
Aunque, en realidad, se refiere a tareas de carácter personal que pueden hacer por ella tales como hacer las compras, o algún que otro arreglo en su casa, o mandar postres a Moscú, o hasta que le hagan una permanente. Claro que ninguno de estos favores queda sin pagar ya que María les dice a los padres qué temas deben estudiar bien sus hijos para aprobar los exámenes sin problemas. Hasta en un régimen comunista todo tiene un precio.
Lo que nos lleva a la segunda línea del relato, que transcurre durante 1984, en una reunión de padres con la directora (Ina Gogalova) y sin la profesora, concertada a raíz de un grave episodio que ocurrió como consecuencia de las maniobras de la docente. Como era de esperar, hay padres que niegan su accionar en contra de la profesora porque no les conviene y entonces la defienden, mientras que hay otros que no están dispuestos a negociar la educación de sus hijos.
La maestra no es una película que recurre a ambigüedades o zonas grises para decir lo que tiene que decir. Quizás algunos matices en el personaje de la profesora le hubiesen dado un peso más humano que simbólico. Porque es claro que, al menos en parte, María representa al Partido Comunista y del mismo modos sus alumnos, también en parte, representan al pueblo. Hubiera sido interesante ir un poco más allá de este esquema y de sus previsibles ramificaciones para ahondar en aspectos más complejos que una profesora como ésta podría tener. Pero hubiera sido otra película, tal vez un drama con distintos niveles de lectura mientras que La maestra es, en primer y último lugar, un muy efectivo cuento moral.
Y por varios motivos. En primer lugar, son las muy convincentes interpretaciones las que le dan su marcada verosimilitud y su peso dramático – el precio a mejor actriz para Zuzana Maurery en el Festival de Karlovy Vary es más que merecido, pero el resto de los actores también están impecables, aún aquellos con poco tiempo de pantalla. Por otro lado, el hecho de narrar la historia en dos tramas entrelazadas que necesitan ir completándose para dar un panorama completo genera cierta intriga y bastante curiosidad desde el comienzo de la película. Aunque también es verdad que los repetidos saltos en el tiempo a veces le quitan tensión y concentración al relato. Aún así, sigue siendo un dispositivo narrativo que funciona.
La mirada de los directores es crítica, muestra todo eso que no está nada bien y apela a nociones básicas de ética y respeto a la ley. Pero no es un panfleto. No hay espacio para la solemnidad ni para discursos altisonantes. Acá las cosas se dicen, muy preferentemente, en voz baja y con sobreentendidos – excepto cuando no se puede aguantar más. Incluso hay un acertado uso de la ironía – que aparentemente aliviana el estado de las cosas, pero en realidad evidencia mejor su gravedad.
La maestra está basada en un incidente que Petr Jarchovsky vivió en su escuela primaria y da pie para hacer un retrato de los males de una época, pero también de cierta reserva moral. Es una anécdota que sirve para hablar de mucho más que lo que se explicita en primera instancia. A la vez, también queda claro – más aún con el contundente final- que estas cosas siguen pasando hoy en todos lados.
La maestra (Ucitelka, República Checa, Eslovaquia2016). Puntaje: 7
Dirigida por Jan Hrenejk. Escrita por Petr Jarchovsky. Con Zuzana Mauréry, Zuzana Konecná, Csongor Kassai, Tamara Fischer, Martin Havelka, Éva Bandor, Oliver Oswald, Peter Bebjak. Monika Certezni, Peter Bartak, Jozef Domonkos, Judita Hansman. Fotografía: Martin Ziaran. Música: Michal Novinski. Montaje: Vladimír Barák. Duración: 102 minutos.